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Por José Rafael Briceño (@profesorbriceno)
Renacer. Cuando la gente habla de “renacer” se imagina un momento tipo kilómetro cero, página en blanco, como ese momento del parto: “yo mañana voy a renacer”, “este año voy a renacer” como si se hablara de una página en blanco, de cambiarse el nombre casi … y se les olvida —cosa que a los que somos padres no nos pasa—que nacer, o en este caso renacer, es la última etapa de un proceso llamado gestación. En los humanos este proceso toma normalmente nueve meses, y vamos a estar claros ¡No pasan rápido!
Es divertido ver cómo la gente se plantea un renacer mental, que les va a permitir de un día a otro dejar de fumar, empezar a comer de forma más saludable, ser menos malhumorados, replantearse la relación con su familia, y se les olvida que todo eso, para darse, toma un tiempo. El ser humano, para gestarse, arranca con unas pequeñas células, desarrolla un latido de corazón, unas manos… y sólo después de cierto tiempo está listo para nacer, pues se hace por partes.
En esta época es muy fácil caer en la tentación de las grandes resoluciones de año nuevo, sin tener en cuenta que para renacer hay que re gestarse, y para re gestarse hay que tener la paciencia de una madre: los nueves meses de espera, el cambio lento del cuerpo, vómitos, volverse hipersensible a otras personas, saber que necesitas a otros, no matar al marido, los dolores durante el parto, el dejar de lado muchas cosas para dedicarte a hacer nuevas uñitas, nuevo corazoncito, nueva espina dorsal. Por cierto, cabe destacar que todo ello se está construyendo con las células del viejo tú, así que algunas cosas no cambiarán, así renazcas tres veces.
Yo, por ejemplo, dejé la docencia universitaria y la dirección de teatro universitario a tiempo completo y me planteé hacer otras cosas. Tardé tres años en conseguir dar el paso, hallar la persona adecuada para tomar las riendas de viejos proyectos, los aliados para los nuevos, olvidarme del 15 y último y volverme freelancer… Lentamente comencé a gestar una carrera como docente fuera de la universidad; entre otras cosas fui profesor de oratoria en el Miss Venezuela, comencé a participar en el circuito de stand-up comedy, mantuve mi podcast creado años atrás, y que dio pie a mi rol como locutor en la radio… Es decir, el renacer inmediato y absoluto no existe. Lo mío ha sido una gestación de elefante. Y antes que empiece a sonar como Carlos Fraga y termine con una camisa de cuatro colores combinados y el pelo blanco les digo esto: la culpa de creer que se puede renacer de golpe no es de ustedes, es de las películas donde en una sola canción Rocky se pone a tiro para una pelea, o una chica va, se hace las mechas, cambia el guardarropa y de repente es la Cenicienta. Pero la vida no pasa en tiempo cinematográfico, pregúntenle a cualquier mamá. Gestarse es largo y fructífero, renacer de golpe es la receta para la gran decepción de que al día siguiente sigues siendo tú, sí tú, el mismo loco que creyendo que con quemar sus diarios, botar todas las camisas viejas como le dijo la japonesa de Netflix y comprarse unas nuevas como le dijeron los de Queer Eye ya está listo para cambiarse el nombre. Tómese su tiempo, los bebés lo hacen. ¡Ah! y por cierto, todos nosotros, incluso a nivel conductual, tenemos un gran porcentaje que nos lo da la genética, es decir que heredamos del pasado, así que, gestándose y todo, usted va seguir siendo en buena medida el mismo. Je, je.