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Íconos de soñadores en tierras lejanas

Íconos de soñadores en tierras lejanas

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Íconos de soñadores en tierras lejanas

Revista

26 mayo, 2018

Desde el alba de los tiempos, el hombre ha buscado explorar nuevas fronteras. En parte, un sentido de aventura nos empuja a abalanzarnos hacia nuevos horizontes, pero más a menudo, son las duras circunstancias que surgen en nuestras tierras las que nos llevan a los brazos de otras patrias.

Se trata de una historia que ayer protagonizaron unos, hoy nosotros y quizás mañana nuevas almas recorran el mismo camino. En medio del torbellino de polémica del que somos testigos actualmente alrededor de la migración, vale la pena recordar nuestro pasado y mirarlo como una referencia a la constante dinámica que juegan los pueblos del mundo ante la adversidad, tal como intentaron artistas y comunidades que se unieron con el afán de conmemorar a los inmigrantes llegados a sus costas.

La estatua de la libertad (Ellis Island, Nueva York)
«Dadme a sus cansados y sus pobres, sus masas acurrucadas que anhelan respirar libremente». Así reza el célebre poema grabado en una placa que descansa en el costado de la colosal escultura neoclásica que adorna el paisaje neoyorquino. Sin embargo, la obra de Frédéric Auguste Bartholdi y Gustave Eiffel, ofrecida a la nación norteamericana en el centenario de su independencia, lleva un profundo mensaje de hospitalidad hacia los millones inmigrantes que entre 1886 y 1924 arribaron a Estados Unidos a través del puerto de Nueva York. El romántico simbolismo de la estatua persiste incluso hoy, cuando existe una tensión palpable en el país ante las políticas migratorias y, sin duda, es una idea alentadora a la que aferrarse en la tempestad.

 

La balsa de Lampedusa (Museo Atlántico Lanzarote, Islas Canarias)
Este monumento no es como cualquier otro. El museo está compuesto por una serie de esculturas sumergidas bajo las aguas del océano Atlántico que han sido diseñadas para durar 300 años y fungen en el ecosistema como un arrecife de coral artificial, mejorando la biodiversidad del espacio que ocupa. Aunque para disfrutar de las obras hay que armarse con equipo de buceo, el esfuerzo es recompensado por la impactante imagen de las estatuas que representan a los miles de refugiados que han naufragado tratando de llegar a las costas de Europa. En la «balsa de Lampedusa», el artista Jason deCaires Taylor logró capturar los rostros de 13 refugiados que realmente lograron llegar a las playas de Lanzarote, aunque el nombre de la obra esté dedicado a la isla italiana que se ha convertido en el destino más común de los refugiados que navegan por semanas en condiciones inhumanas. Algunos, incluso, han pedido que se le otorgue a la isla y sus ciudadanos, el premio Nobel de la Paz.

 

Cruz celta en Grosse-Île (Quebec)
Si existe un pueblo que conoce bien la realidad de la migración es, sin duda, el irlandés. Tras la gran hambruna que sufrieron a finales de 1840, se estima que un millón de personas pereció ante esta catástrofe y al menos dos millones se desperdigaron por el mundo en búsqueda del sustento que no pudieron encontrar en sus tierras. Tras este duro episodio, comunidades de irlandesas comenzaron a florecer alrededor del mundo, mas especialmente en Norteamérica. No obstante, para muchos irlandeses el calvario no acabó cuando desembarcaron de los «barcos urna», que transportaban a los inmigrantes en espantosas condiciones. Grosse-Île, a las afueras de Quebec, era utilizada como un espacio de cuarentena y allí fueron enviados una gran cantidad de inmigrantes cuando se desato una epidemia de fiebre tifoidea en 1847. Miles más murieron allí y fueron enterrados sin ceremonia. Para recordarlos, erigieron una cruz celta en lo más alto de la isla.

 

Familia Inmigrante (Toronto)
El artista neoyorkino Tom Otterness es conocido por sus caricaturescas esculturas y para adornar el número 18 de la calle Yonge en la ciudad canadiense de Toronto creó una obra moderna que resuena en la actualidad precisamente porque se conjuga en un lenguaje visual que apela a las nuevas generaciones. La gran estatua de bronce, instalada en 2007, refleja a una familia de inmigrantes, maletas en mano, llegando a una urbe que se caracteriza por mantener los brazos abiertos a los que buscan un nuevo hogar. Ofrece una óptica esperanzadora e iluminante en una historia cuyos matices a menudo son grises.

 

Monumento a los nuevos inmigrantes (Philadelphia)
La figura sin rostro de un niño inmigrante se puede observar en Lenfest Plaza justo en frente del ayuntamiento de Philadelphia. Hecha por las manos de la artista plástica cubana Tania Bruguera en colaboración con el Departamento de Escultura de la Academia de Bellas Artes de Pensilvania, la estatua no está diseñada para representar a una etnicidad en particular sino para englobar a todos los inmigrantes que, sin importar su sexo, edad o religión, llegan a nuevas fronteras con el mismo sueño. Lo que realmente hace que esta obra destaque es su naturaleza efímera. Diseñada para deshacerse con el tiempo por el clima, el niño inmigrante será reemplazado por otras esculturas de la misma serie que expandirán un mensaje de tolerancia a través de la humanización.