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5 razones por las que Nico Rosberg es un campeón ejemplar

5 razones por las que Nico Rosberg es un campeón ejemplar

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5 razones por las que Nico Rosberg es un campeón ejemplar

Deportes

El piloto alemán logró adjudicarse el título mundial de Fórmula 1 tras diez años en la categoría.

28 noviembre, 2016

Una foto publicada por NICO ROSBERG (@nicorosberg) el

El mundo de la velocidad rinde hoy tributo a Nico Rosberg, el gran campeón de la temporada 2016 de la Fórmula 1. A sus 31 años, el volante alemán logró lo mismo que hiciera en 1982 su padre, el finlandés Keke Rosberg: ser campeón mundial dentro de la máxima categoría del automovilismo mundial.

Tras muchos sacrificios y luego de haber acariciado el preciado título sin obtenerlo en 2014 y 2015, Rosberg finalmente concretó su sueño en un emocionante Gran Premio de Abu Dabi que dio cierre al calendario de 2016, efectuado en el Circuito de Yas Marina. La obtención de este campeonato lo introduce dentro de una exclusiva élite en la que solo se contaban dos nombres alemanes, los del tetracampeón Sebastián Vettel y el del mayor triunfador de todos los tiempos, el mítico heptacampeón Michael Schumacher.

Ben Sutherland / Flickr (CC By 2.0. https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=50450938)

Más allá de su talento sobre la pista, Rosberg destaca entre los pilotos por poseer una personalidad especial, cuyos rasgos le han merecido el respeto y la admiración tanto de sus rivales como de la afición. Las siguientes cinco razones explican por qué consideramos que Nico Rosberg es, más allá de sus habilidades, un campeón ejemplar dentro del mundo del deporte:

Carisma: Cuando se trata de trabajo, Rosberg se lo toma muy en serio. Sin embargo, esto no es excusa para no ser cordial y respetuoso con los medios, seguidores y otros pilotos, con quienes siempre se muestra amable y conversador, algo particular dentro de un mundo en el que los egos y la arrogancia de varios de sus protagonistas están a la orden del día. Además habla cinco idiomas -incluido el español-, lo que le permite desenvolverse con empatía con sus interlocutores internacionales así como con otros competidores.

Caballerosidad: Hay un dicho que dice que los caballeros se conocen detrás del volante. Rosberg da batalla en la pista y es competitivo, pero posee un gran sentido común que alimenta el espíritu de la competencia, evitando ejecutar maniobras cuestionables y al límite del reglamento que le favorezcan por encima de sus rivales o -peor aún- pongan en riesgo la integridad física de todos. Ganar «como sea» no hace parte de su estrategia y da un gran ejemplo apostando a hacer lo correcto, así le cueste la victoria.

Compañerismo: Consciente del importante papel que juegan sus técnicos y mecánicos, el alemán no acostumbra adjudicarse a si mismo sus victorias sino que las suele compartir con su equipo, reconociéndolos igualmente como protagonistas en cada gran premio. Cuando supo que había ganado el campeonato, expresó su emoción desde su monoplaza a través de la radiocomunicación repitiendo eufóricamente «We did it!» (Lo hicimos!). Un pequeño detalle que demuestra su gran espíritu en lo que respecta al trabajo en equipo.

Una foto publicada por MERCEDES AMG PETRONAS (@mercedesamgf1) el

Orgullo: Una vez se hizo con el título, el júbilo estalló en Alemania, país considerado como uno de los que más fanáticos tiene el campeonato de Fórmula 1. Pero lejos del tradicional conservatismo de sus paisanos, Rosberg es un alemán como pocos: no sólo celebró orgullosamente portando en todo momento y desplegando su bandera ante las cámaras del mundo, sino que no pudo contener las lágrimas en el podio durante el himno de su país. A diferencia de la frialdad de muchos campeones, no tuvo vergüenza en dar rienda suelta a sus emociones inspirado en el espíritu de su tierra, una aceptación pública de su lado humano con la que además envió un mensaje de orgullo patrio a sus coterráneos.

Familia: Rodeado y felicitado por una gran cantidad de seguidores, personalidades del mundo motor y figuras públicas, Nico Rosberg dedicó su triunfo a los seres más importantes de su vida: su familia. Su esposa Vivian Sibold y la pequeña hija de ambos, Alaia, fueron las primeras a las que el piloto mencionó tras su triunfo. Su madre, pilar dentro de su formación personal, también lo recibió con un abrazo al llegar a los pits. Su padre Keke viajaba de Mónaco a Abu Dabi para unirse a la celebración, ya que por la tensión previa a la carrera prefirió verla desde casa. Rosberg dijo a los medios que solo quería celebrar en familia, la biológica y la de su escudería, y así lo dejó ver ante las pantallas del mundo. Una fiesta que, por encima del glamour y champaña, derrochó alegría y cariño auténtico, en un inspirador ejemplo de familiaridad y deportividad como hacía mucho tiempo no se veía en esta disciplina.

Junto a Michael Schumacher y Sebastián Vettel, Nico Rosberg se ha convertido en el tercer alemán de la historia en ser campeón de Fórmula 1 y aún le quedan unos años más dentro de la categoría en la que se espera siga haciendo crecer su leyenda y labrando su senda de la victoria. Eso sí, conservando estos rasgos que desde siempre ha mostrado y que hoy lo convierten en un ejemplar héroe del deporte mundial.