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Quizás la causa es calor excesivo. O probablemente sea cuestión de identidad colectiva. Lo cierto es existen varios estereotipos alrededor del maracucho y su forma de manejar. Sin embargo, más allá de las críticas, existe una realidad: el comportamiento de una ciudad tras el volante. Ese caos que se exacerba en las horas pico nos dota de un carácter deliciosamente cosmopolita y nos hace ser ciudad.
En las grandes ciudades, conducir un auto es casi sinónimo de violencia. La sociología ha explicado este fenómeno afirmando que conducimos tal y como vivimos: compitiendo. El coche es un mundo donde pasamos varias horas al día, generalmente en soledad, y esa soledad nos permite ser realmente quienes somos y liberar incluso nuestra agresividad e irracionalidad.
Maracaibo es una ciudad poco amigable para transitar a pie, debido a un clima inclemente y a una sombra innoble. Por eso, la idea del rayado peatonal no se ha sembrado en el inconsciente colectivo, provocando muchas dificultades a los peatones para circular por calles y avenidas.
Las mujeres son víctima de un negativo estereotipo relacionado con su desempeño al volante y no hay forma de comprobarlo salvo con estadísticas. Un estudio del Centro de Experimentación y Seguridad Vial Argentino reveló que, si bien la habilidad conductiva de las mujeres es inferior a la de los hombres, el riesgo que asumen ante la situación crítica es sumamente inferior, generando como resultado una conducción más prudente y una exposición al riesgo mucho menor.
La fiebre del Blackberry y la mensajería de textos mantiene absortos a todos, incluso cuando están conduciendo. Esto ha incrementado considerablemente el número de choques menores que se dan por lo general en las horas pico durante los embotellamientos del tráfico. Muchos ceden a la tentación de chatear dentro del auto y las consecuencias pueden ir desde conocer a un chico guapo hasta realizar una desagradable visita a la inspectoría de tránsito.
Una escena común en el vórtice urbano es el de un carro accidentado, que tiene que ser empujado para no entorpecer el tránsito. En Maracaibo esta escena puede mostrarse de las formas más ingeniosas: un auto arrastrando a otro con un cuerda y supervisado por alguien sentado en el capó; un auto sincrónico lanzando por una pendiente para tratar de encenderlo prescindiendo del sistema de arranque; un chofer pidiendo “la cola” hasta la estación de servicio más cercana o simplemente, empujándolo para orillarlo y esperar a una grúa, siendo éste el final menos deseado.
Fotografías: Dondyk+Riga
Producción: Tendencia Maracaibo
Modelos: Roshanna Bracho, Hugo Bello, Ma. Gabriela D’Alta, Raquel Domingo, Pablo Veloso, Vanessa Torrealba, Richard Torrealba, Carlos Rubio, Jessica Barboza, Brenda Martínez, Elba Rodríguez, Pablo Romero, Carlos Romero, Andrés Romero y Stephanie Araujo
Estilismo: Kelly Sánchez de Kia International, Yala Sánchez de sanz Peluquería, Manuel Calicchio de Calicchio Studio y Betty Loaiza
Vestuario: Benetton, Centro Lago Mall. Sexappeal. Algimiro Palencia. Ana María Rincón Canaán. Rosé Pistol, tienda Levi’s Centro Lago Mall. Acessorios: Joyería Mara, Centro Lago Mall
Agradecimientos: Edgar Molero, Shawna Salcedo, Carina Berger, Oscar Vargas, Boris Uzcátegui y Sergio Taborda