El chocolate tiene los poderes suficientes para despertar emociones, cambiar estados de ánimo y trasladarnos a una experiencia neurosensorial irresistible.

Por eso lo definimos como “mágico” un trozo de chocolate puede ser el protagonista del momento feliz del día, la cúspide de un enamoramiento, el éxtasis y la satisfacción que viene con el antes, durante y después de cada bocado de un postre en el cual abraza su esencia.

Ese proceso de magia nace desde el origen de los granos de cacao que florecen para ser procesados y convertidos en la materia prima combinada con grasas, lácteos o azúcares en el proceso de atemperarlos mientras se incorporan especies, nueces, maní y otras especialidades que hacen de una barra de chocolate una pieza de arte.

Son múltiples e incontables los beneficios que pueden destacarse del chocolate: Es una fuente nutritiva que al consumir con moderación te proporciona calorías, nutrientes, hierro y componentes que mejoran el flujo sanguíneo sirviendo como antioxidantes.

El chocolate alimenta el flujo de endorfinas en nuestro organismo, nos hace más ágiles y felices pero es un placer culposo, el exceso de azucares en postres y bebidas achocolatadas aumenta el colesterol )eso no es nada mágico) así que lo mejor es disfrutar esta maravilla de a poco, mesuradamente dejándonos encantar por su magia indiscutible.

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