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Cantinflas, una realidad con sentido del humor

Cantinflas, una realidad con sentido del humor

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Cantinflas, una realidad con sentido del humor

Celebridades

24 años se cumplen de su desaparición física con la que selló una época de glorias, que aún se reviven con cada película

20 abril, 2017

Es recordado como uno de los comediantes más icónicos del siglo XX. Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, mejor conocido como Mario Moreno «Cantinflas» nació en la Ciudad de México, el 12 de agosto de 1911 en medio de una familia pobre, lo que motivó al célebre actor a labrarse camino en distintos oficios para sobrevivir y salir adelante.

Era considerado el Charles Chaplin de México. La diferencia entre ambos personajes era el formato de sus películas, sin embargo, ambos tenían la peculiaridad de criticar las políticas sociales, económicas y culturales a través del humor, con lo que lograron trascender en el tiempo.

Traducir el humor de Cantinflas no era tarea sencilla. De todos modos, varias de sus películas fueron dobladas al inglés y francés pese a la dificultad que implicaba utilizar el lenguaje con que expresaba sus ideas el comediante.

La vuelta al mundo en ochenta días fue su oportunidad de llegar a Hollywood, aunque en más de una ocasión rechazó la oferta del director de la película, Michael Todd. Al final, aceptó convertirse en Picaportes, el honorable sirviente de Phileas Fogg para un filme basado en el libro homónimo de Julio Verne.

Hacía de todo para sobrevivir y salir adelante antes de convertirse en ícono popular de los sectores desfavorecidos, Mario Moreno se dedicó a limpiar botas, repartir cartas, chofer de taxis, incluso torero, hasta llegó a servir al ejército. Estas habilidades las trasladó a varios de sus personajes.

Una vez alcanzó la fama, «Cantinflas» mantuvo su imagen de «peladito» en pantalla, de joven con harapos, sin estudios, pero con un ímpetu por hacer las cosas bien. Hasta que, lamentablemente, el 20 de abril de 1993 perdió una batalla contra el cáncer que ya se había propagado en su cuerpo.

Mario Moreno no se fue sin convertirse en una leyenda, sin volcar su pasión por ayudar a los más necesitados, por ser la voz de los sectores económicos vulnerables de su país y por descubrir las fallas educativas que tanto criticó en cada una de sus películas.