7 agosto, 2023
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TAMARGO, Alberto
La vida de este guariqueño, nacido en Valle de la Pascua, ha transcurrido en una eterna búsqueda de la belleza. A pesar de que es un abogado egresado con honores dedicó su vida a la moda y a la fotografía, con tan buenos resultados que sus diseños son lucidos por destacadas celebridades, a quienes fotografía a diario. No es fortuito que su nombre figure ente los cien artistas más prestigiosos del siglo XXI: “Empecé como modelo y me cautivó el ‘detrás de cámaras’. Llevo veinte años como fotógrafo y he participado en prestigiosas revistas y campañas de publicidad; he retratado a reconocidas personalidades del espectáculo, la vida social y política de Latinoamérica. Es un orgullo ser el fótografo oficial de la familia Iglesias”.
Nicolás Felizola, quien comparte sus días ente Miami y Nueva York, nos cuenta cómo la fotografía lo introdujo a ese mundo maravilloso, construido con telas y pasarela: “Hay una línea muy fina que separa lo que es ser fotógrafo de modas y lo que es ser diseñador de modas. Un día para ayudar a Pilar Montenegro, me decidí a transgredirla y quedé fascinado por esta nueva forma de expresarme”.
Ciertamente expresarse es una necesidad para este prolijo creador. Eso puede comprobarse al hojear su libro Piel, donde desnudó el cuerpo y el alma de treinta y tres celebridades, entre las que destacan Lucía Méndez, Susana Jiménez, Mayte Delgado, John Travolta, Paz Vega, Marco Antonio Solís y Bárbara Palacios, todo con la noble intención de apoyar a los niños con cáncer. Pero aunque “desvestir” a sus amigos fue una experiencia inolvidable, Nicolás disfruta igualmente el arte de vestir a la gente: “Me inspiro en la mujer de hoy, activa, independiente, pero muy femenina. Mi línea es minimalista, simple y elegante. Me gustan las sedas, los chifones, envolver a la mujer suavemente… sutilmente”.
Este creador se debate entre sus dos pasiones, las cuales conviven en armonía dentro de sí: “No podría elegir entre la moda y la fotografía. Nací artista y he dado rienda suelta a mi creatividad, con la bendición de Dios, a través de los diferentes lienzos que me ha puesto la vida. Desde pequeño pinté, a los ocho años tuve mi primera exposición. Canté y representé a Venezuela en el festival Oti de la Canción y, aunque he tenido un maravilloso éxito como diseñador, no puedo separarme del fotógrafo que soy”. C.W.
