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El nombre de esta carabobeña será recordado en la historia venezolana por haber traído a nuestro país la corona del Miss Mundo 95. Con su rostro angelical y su cabellera color de ébano, Jacqueline Aguilera obtuvo la corona del certamen Chica 2001 y el título de Top Model of the World antes de incursionar en el Miss Venezuela, representando a Nueva Esparta. Aunque ese año la corona nacional estuvo destinada a Alicia Machado, la belleza de esta venezolana la llevó a conquistar literalmente al mundo, con solamente dieciocho años. La corona de Jacqueline ha sido la tarjeta de presentación que le abrió las puertas del modelaje internacional, con jugosos contratos en Australia, Alemania e Italia. Pero el proyecto que hoy le mueve el piso, además de su hija Alba Elena quien es su vivo retrato, es el Instituto de Modelaje Jacqueline Aguilera, ubicado en su Valencia natal, desde donde prepara a las nuevas generaciones de modelos para triunfar en la pasarela: “Me la paso todas las semanas viajando de Caracas a Valencia. Mi nuevo proyecto será una línea de ropa y una tienda, que funcionará adjunta a la academia”.
Sin duda alguna, su controversial participación en el programa Gran Hermano Vip de la televisión Española revivió su poder como figura pública y la convirtió en toda una celebridad en España, pero más allá de los chismes sobre su relación con el ex de Estefanía de Mónaco, esta venezolana brilló por la fuerza de esa personalidad que la llevó a la cima del mundo: “Soy adicta a los realities. No me perdía ningún capítulo de Gran Hermano México, Robinson La Gran Aventura y Protagonistas de novela. Esa oportunidad fue un reto y además una forma de resurgir”. Ciertamente, Jacqueline Aguilera venció el reto y logró que los chismes de la prensa sensacionalista no afectaran la imagen que ha cosechado durante años. Mujeres como ella son el ejemplo de que el cliché que relaciona la belleza con la falta de inteligencia no es más que eso, un cliché. Para muestra, sólo basta con ver lo que Jacqueline Aguilera ha logrado. C.W.