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José Darío Ochoa, espíritu de superación por los cielos

José Darío Ochoa, espíritu de superación por los cielos

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José Darío Ochoa, espíritu de superación por los cielos

Perfiles

1 julio, 2005

DONDYK+RIGA

Directa e indirectamente, José Darío Ochoa trabajó durante treinta y tres años con la aerolínea Pan American, que si bien recogió sus alas hace más de una década, persiste volando en el recuerdo del hogar de José y Guillermina.

Autodidacta, disciplinado y con un espíritu de superación que vuela por los cielos, Darío, como mejor se le conoce, llegó de San Cristóbal siendo todavía muy joven, pero con una consigna bien asumida: “En esa época decían que el que hablaba inglés trabajaba como office boy y ganaba mejor que cualquiera”. Y sin mucho formalismo se dispuso a ser bilingüe; Lingua Phone Institute, Stanford Sobion y el Detroit Commercial College fueron parte de la ruta que lo llevó a alcanzar el dominio del inglés, que se deja sentir en la impecable pronunciación con que hoy recuenta su bitácora. Poseedor del curso de correspondencia comercial, taquigrafía y mecanografía en inglés, Darío se desempeñaba como office boy de un reconocido bufete de abogados de la ciudad.

Con la intención de visitar a su “pen pal” en Trinidad, con quien intercambiaba correspondencia desde hacía algún tiempo, se dirigió a la sede de Pan American, vestida de azul y blanco en 5 de julio, de donde, sin pasaje en mano, salió como el nuevo suplente de la encargada. Y luego del primer entrenamiento en Miami, del perfeccionamiento del inglés durante las “swimming pool parties” de la colonia norteamericana establecida en la ciudad en tiempos más prósperos; y de reservaciones hechas como debe ser, José Darío Ochoa, autodidacta, disciplinado y con gran espíritu de superación, obtuvo el cargo de Supervisor de Reservaciones de Tráfico Aéreo de Pan American.

La vuelta al mundo en tres oportunidades, visitas prolongadas a Londres, París, Nueva York, Tokio, Teherán, con y sin familia –sus tres hijos, hoy profesionales, se abren paso en Estados Unidos– han sido, definitivamente, la mayor experiencia: “Viajé mucho, eso me dio muchos conocimientos”. Pero la evolución lleva consigo cambios irreversibles, como irreversible fue el cierre de Pan American en 1991. Desde entonces, más que experto, Darío, que memorizó todos los millajes en las rutas del viajero, brinda servicio a distintas agencias de viaje, mundo que le pertenece y al que entregó su vida, manifestado en cada boleto, guía informativa y uniforme que, intactos, atesora el empleado eterno, fiel y eterno: “La época más linda de mi vida ha sido la de Pan American”, concluye. – E.R.