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Pablo Escobar «La mafia juega al fútbol»

Pablo Escobar «La mafia juega al fútbol»

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Pablo Escobar «La mafia juega al fútbol»

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A lo largo de los años el fútbol ha sido la pasión de muchos empresarios, políticos y también, del crimen organizado, siendo uno de sus principales fanáticos al temible patrón del narcotráfico: Pablo Escobar.

23 mayo, 2019

 

En la mejor época de los negocios del patrón, el organismo oficial que se encargaba de la vigilancia de todos los partidos futbolísticos en Colombia era Coldeportes, el cual nunca tomó la iniciativa para purificarlos, sus directores preferían convivir con la mafia o en tal caso pedirles ayuda, evitaban problemas de seguridad personal y generaban un atractivo mayor en dividendos: lavado de dinero y apuestas entre narcos.

Escobar sabía que con el fútbol se ganaba la simpatía de la gente, varios de sus socios habían adquirido clubes a través de testaferros y empresas de maletín, conformando en la cancha escuadras cuyo alto desempeño llenaron estadios como nunca antes, invirtiendo en el espectáculo millones de dinero ilegal, un paraíso de lavado en el terreno y a la vista de cientos de espectadores.

La compra de estrellas del deporte para equipos locales era muestra evidente de las transacciones detrás de cada partido, pagaban astronómicas sumas en dólares y manipulaban la hinchada vendiendo la idea de que estaban al nivel de grandes clubes sudamericanos. Atrayendo así arreglos de partidos, amenazas, secuestros y muchísimo dinero.

El narcotráfico significó una página negra dentro del fútbol colombiano, la compra de partidos se convirtió en un secreto a voces mientras las autoridades preferían no decir nada por miedo a represalias. En 1989 asesinaron a Álvaro Ortega por órdenes del capo y años más tarde la barbarie nuevamente cobró la vida del defensa Andrés Escobar, protagonista del infortunado autogol que eliminó a la selección colombiana del mundial de futbol de Estado Unidos en 1994.

Aunque aquella época quedó en las páginas negras de Suramérica y el mundo, hoy los clubes colombianos exportan estrellas deportivas de talla mundial, pero aún nos suena familiar lo que puede ser un cáncer que no deja avanzar y lentamente mata la verdadera pasión del fútbol.