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La técnica
Sus inicios dentro del arte nacen desde el reciclaje de piezas que se encontraba en las calles, materiales rudimentarios como pastillas de cauchos y metales trabajados con el proceso de oxidación desarrollando el grabado experimental. Pero en su búsqueda de técnicas y exposiciones Lisu se “cansó” del soporte bidimensional que trabajaba en las instalaciones colocando la pieza de metal con el soporte que se había transferido al papel y lo iluminaba distintamente para proyectarlo en una pared, su colorida inventiva la hizo indagar hasta encontrar la fuente de sus nuevas piezas: la ropa.
“El fashion es un medio de expresión del arte contemporáneo, la moda puede cambiar el mundo. Para yo desarrollar mi trabajo en cada una de las colecciones siempre utilizo el recurso del arte, el primer paso es desarrollar piezas artísticas trabajadas con materiales no convencionales: vinil, reciclaje, y ahora cuerdas de barco, muy rígidas, les saco lo que tienen dentro y son proyectos de arte: la mancha de color es lo que llevo a la ropa. Todo es completamente sustentable, nada se bota y todo el excedente se usa en las piezas”.
Una asfixia que inspira
El proyecto sobre la cuerda nació de un sueño en 2015 luego de haber tenido a su hijo, el sueño se repitió por meses “Yo sentía que mi mano derecha apretaba con tanta fuerza mi mano izquierda que tenía como un destajo de asfixia y me despertaba, un día me levanté y decidí recrear mi mano como brazalete y crear una colección inspirada en eso momentos cuando uno se secuestra, por miedo o frustración”.
Lisu encontró en la cuerda un elemento que expresa ataduras, represión, fuerza y sentimientos, de ahí nació la colección “Furia” en los años 2016-2017, en lo que ella define como un ataque de rebeldía de moda.
La cuerda como pincel
En 2018 la cuerda dejó de ser un simple elemento. Inspirada por su hijo, jugando, Lisu descubrió que podía tejer como sus ancestros wuayuus, era el descubrimiento de sus orígenes a través de las cuerdas de barco bajo la perspectiva de manchas, un pincel o creyón con el que la artista puede dibujar sus estampados “Es muy interesante porque les quito la parte de adentro, las suavizo, y la cuerda queda plana, entonces comienzo a dibujar manchas como collares, chalecos. La cuerda como un creyón con el que yo dibujo, inspirada por partes del cuerpo: el ojo, la mano, el cuerpo como una capa de protección”.
El nacimiento de Alana: Una mujer ruda y sutil
Este año la artista se encuentra trabajando en su colección Alana, a quien define como una mujer valiente, un solo estampado atado con cuerdas, forzado por la necesidad de explorar nuevas propuestas y decidida a construir estampados bajo otra experimentación con bloques de colores superpuestos.
“Cuando empecé a verlo yo creaba las primeras bases y el resto que me quedaba eran piezas nuevas, pero tienen amarres… Yo me imagino a Alana como yendo a Perijá queriendo pasar el río vestida sutilmente con cortes muy definidos en el diseño pero lista para la acción, los amarres son muy rudos, la cuerda es cinta de paracaídas, son nudos que componen la ropa para amarrarla a tu medida”.
La artista habla de su colección y piensa en la sierra, se inspira, describe sus colores, lo árido de sus tierras, el olor a topocho. Lisu tiene 15 años fuera de Venezuela pero “Uno no puede perder su eje, no importa lo que hagas, es lo que me mantiene viva y desarrollando propuestas de trabajo basadas en mi emoción”.
Resistir está de moda
En 2017 el trabajo de arte y diseño de Lisu Vega se viralizó en el mundo, regresó a Venezuela en medio de una difícil situación familiar, se encontró otro país, una realidad, muy dura y las pieza recogían una emoción, un momento, la convicción de miles de venezolanos en las calles “Resistencia” un proyecto que trabajó con cifras de ONGs, 12 fotografías y el sonido de las marchas, montó una puesta en escena: Unas mujeres marchando y todo el elemento de impresión en su máxima expresión sobre sus cuerpos, protegidas en la calle, frente a las bombas, escondidas para no ser perseguidas, “Yo soy muy dramática” destaca la artista.
Hoy Lisu sobresale por sus grandes instalaciones en Miami, proyectos que combinan la moda y el arte “Aunque yo soy más artista que diseñadora”. En el museo de Doral se exponen 270 sombreros en una composición de sombras que construyen un cuerpo, inspirada en la visión de artistas latinos, cuyo abstraccionismo se constituye del cuerpo de la mujer, el seno, un semicírculo siempre presente.
Lisu sigue trabajando, tensando cuerdas, creando piezas con manchas y estampados que se exponen en todos los museos de la Florida, pero todos mantienen la esencia de la raíz del árbol de su Perijá colorida y calurosa, de una ciudad en resistencia.