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El estilismo con sello personal de Mr. Frank

El estilismo con sello personal de Mr. Frank

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El estilismo con sello personal de Mr. Frank

EntrevistasModa & Estilo

21 diciembre, 2017

Foto: VACCARELLA, Sebastián

Único. Solo basta con mirar a Leo –Mr. Frank, como se le conoce en el medio- para notar que luce y actúa como es, sin ningún tipo de pretensiones. Esa naturaleza tan original lo ha llevado a trabajar con reinas de belleza, prestar su imagen para una campaña de Maybelline Colombia y ser reconocido como estilista más allá de las fronteras de su natal Venezuela. A pesar de estar en una etapa significativa de su carrera, Mr. Frank trata a cada uno de sus clientes como si fuese el más importante.

Mientras se preparaba para realizar grabar los tutoriales Tips para cuidar tu cabello y  Holiday Glam para nuestro canal de YouTube en Tendencia Estudio, conversamos con Frank sobre su trayectoria, sus inicios en el mundo del estilismo y la importancia de romper las barreras de género.

¿Qué te diferencia de otros estilistas? ¿De qué manera dejas tu sello en cada cliente?
Me encanta que a mis clientes les pregunten «¿Quién te pintó el cabello?» «¿Quién te maquilló?» y por eso tomo realmente en serio lo que hago. No pinto cabello por pintarlo, no maquillo solamente por maquillar; sino que busco que la persona se sienta especial. Dejo mi sello al reflejarme en cada trabajo, porque hago cada uno como si fuese para mí. Mi tiempo promedio de trabajo es de siete a ocho y hasta diez horas, y muy pocos se dedican de esta manera con sus clientes. Hasta que no quedan como yo quiero, no los dejo levantarse de la silla.

Luego de tu paso por el Miss Tierra Venezuela como estilista oficial, ¿has pensado en dedicarte a trabajar en concursos de belleza?
En general, no me siento identificado con los concursos de belleza, pero el Miss Tierra tiene una ética de trabajo bastante limpia. Podría dedicarme a trabajar en concursos de belleza, pero con una organización transparente y que de verdad se preocupe por sus candidatas, como el Miss Tierra.

Al trabajar con Stephanie de Zorzi me di cuenta de toda la preparación que tiene una miss. Ella solo tuvo tres semanas de preparación en las que debió aprender a peinarse, maquillarse, hablar, caminar e ir preparando la respuesta antes de saber siquiera lo que le iban a preguntar. En Venezuela tenemos muy estereotipadas a las misses como mujeres tontas y aquí, quien gana, es en realidad la más inteligente.

¿Qué te motivó a trabajar en el mundo del maquillaje? ¿Cómo fueron los inicios de Mr. Frank?
Lo que me motivó fue la admiración que siempre he sentido por la figura femenina. Poco a poco, fui apasionándome más por el tema y creo que eso es lo que me ha convertido en un profesional bastante integral: no solo maquillo, sino que también peino, soy colorista y muchas veces me he desempeñado hasta como asesor de imagen.

Inicié experimentando con maquillaje y estilismo para mis primas. Desde antes lo hacía, pero –debo decirlo- a mi mamá no le gustaba mucho. Por esa razón, no llegué a explotar mi potencial en ese momento. No fue sino hasta cuando me mudé a Maracaibo que tuve un poco más de libertad y trabajé con personas que iniciaron el movimiento emergente de la moda en Maracaibo. Fui parte de esos inicios, cuando la moda se trabajaba de una manera muy colaborativa. Varias personas comenzaron a interesarse por mi trabajo en el maquillaje editorial –completamente autodidacta- y a ofrecerme trabajos relacionados con el estilismo.

Poco a poco te has expandido a otras fronteras y recientemente formaste parte de una campaña para Maybelline Colombia. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Marcó un antes y un después en tu carrera?
Las redes sociales en otros países se manejan de una manera muy distinta a como se manejan en Venezuela. En Colombia, casi todos los contactos se hacen a través de Facebook. L’Oreal hizo una publicación en la que solicitaba a un hombre que se maquillara y alguien mencionó mi cuenta. Un mes después, el relacionista público de la empresa me contactó, pero solicitaba comunicarse con «Ismael». Automáticamente le dije que estaba equivocado, pero él insistió en que mi número pertenecía a un estilista. Allí entendí que asumió que por el nombre de mi cuenta (IsMrFrank), mi nombre era Ismael. Apenas dijo que llamaba de parte de Maybelline y sin yo saber de qué se trataba, ya había aceptado.

He formado parte de muchos equipos de producción, pero nunca como el protagonista de la campaña, así que me cohibí muchísimo al momento de grabar. Además, debí asistir a clases de dicción para reducir mi acento venezolano.

Hoy en día, como emigrante, te toca trabajar en ese tipo de detalles, sobre todo si eres un hombre que se maquilla en una sociedad que, a pesar de los avances, sigue siendo machista. Por esto mismo, hay muchas opiniones sobre la campaña de Maybelline. Fue un antes y después para mi carrera en Colombia, donde apenas tenía un mes radicado.

Decidiste volver –al menos por un tiempo- a tu país. ¿Fue por asuntos personales o porque hay algo especial en Venezuela que no encuentras en el extranjero?
Definitivamente, siempre habrá algo que no encuentro en el extranjero. El poder que me da mi nombre aquí es algo que todavía no he logrado afuera. En Colombia me sentía un poco perdido y necesitaba reencontrarme con mi casa, mi familia, mis amigos y comer en mis lugares favoritos. A comienzos de año me propuse viajar, así que decidí respirar otros aires para solucionarlo. Fui a Panamá, a Santiago de Chile, Perú y aún así me seguía sintiendo ausente. Todo esto se reflejaba en mis redes sociales y el contenido que estaba mostrando. Al llegar, volví a ser yo, y todos lo notaron. Aún tengo pendiente viajar a Buenos Aires y Ciudad de México -por ser mecas del rubro- y espero lograrlo el siguiente año. Me he dedicado a abrir puertas que no quiero ni pienso cerrar.

Gran parte de tu trabajo se enfoca en romper las barreras de género tradicionales. ¿Por qué crees que esto es tan necesario y cómo lidias con las reacciones negativas?
A través de la historia se fueron perdiendo muchas costumbres que, en un principio, no se consideraban tabú. Los hombres en la época victoriana utilizaban maquillaje, tacones y pelo largo con accesorios. No entiendo en qué punto la humanidad comenzó a deformar esas costumbres y a hacerlas exclusivas de las mujeres. Poco a poco, los hombres han empezado a usar maquillaje, aunque sea de una manera muy básica.

En mi caso, considero que estoy en una constante etapa de redescubrimiento y experimentación personal. Quienes ven mi maquillaje y forma de vestir -sobre todo luego de que uso uñas largas- hacen comentarios como «¿Ahora eres mujer?» «¿Eres trans?» y no, en lo absoluto. Toman por sentado que mi norte va dirigido hacia convertirme en una mujer y simplemente es algo que me gusta y me hace sentir cómodo.

Romper los roles de género es un trabajo de hormiguitas. En otros países, hay hombres que lo han tomado como un estilo de vida. Covergirl lo hizo con James Charles y Santiago Artemis, diseñador de moda argentino, usa solo prendas de mujer. Siento que, poco a poco, esa visión del macho latinoamericano ha cedido poco a poco ante este movimiento que está ganando reconocimiento. Hay personas que lo aceptarán, otras que no; pero mi lucha no se trata de ir contra la corriente, sino adaptarla a mí.