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Benicio del Toro, el silencio y la mirada

Benicio del Toro, el silencio y la mirada

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Benicio del Toro, el silencio y la mirada

Revista

El actor puertorriqueño que se ha encargado de romper estereotipos actorales en Hollywood, a través de una gama de interpretaciones magistrales, completó este 2017 medio siglo de existencia, una cuenta que le precede personajes dignos de antología y más que una estrella en la historia del séptimo arte.

6 diciembre, 2017

 

Ilustración: AÑEZ, Rafael

Benicio del Toro pertenece a la estirpe de actores del Hollywood clásico —Clint Eastwood, Charles Bronson— que no usan dos palabras si pueden decir lo mismo con una. Pero Del Toro llevó el ejercicio del silencio actoral mucho más allá. Es de los actores que no usan ni una sola palabra, si pueden decir mucho más con su mirada.

Una mirada de Del Toro vale más que mil palabras: ojos verdes subrayados por dos profundas ojeras que al callar lo dicen todo. Acerca de ese expresivo silencio, la actriz Emily Blunt, su compañera en Sicario, comentó a la revista MovieMaker:

“Benicio tiene una mística personal. Él no revela mucho así que te deja siempre adivinando, con dudas. No solamente en la pantalla, sino también al trabajar. De alguna manera, les da forma a las escenas al actuarlas. Ambos trabajamos de forma similar, en el sentido de que disfrutamos al no revelar demasiado”.

En el mismo reportaje, Del Toro explica someramente esa mística al actuar: “Todos tenemos nuestros pasados, solo que no vamos por la vida explicándoselos a todo el mundo”.

En su caso, su pasado actoral está signado por los estereotipos que Hollywood le reserva a los no anglosajones. Comenzó interpretando personajes relacionados con el tráfico de drogas en series de televisión como Miami Vice. Avanzó en su carrera interpretando papeles parecidos a éste, hasta que se consagró. De modo pues que supo sacarle provecho a las caracterizaciones estereotipadas a las que parecía estar condenado por la misma industria cinematográfica.

El rol que le dio a conocer fue Fred Fenster, un carismático gánster en The Usual Suspects. Mas, sería el estrafalario Dr. Gonzo, de Fear and Loathing in Las Vegas, el que le pondría en el camino del estrellato y le daría la fama de actor serio. Para interpretarlo, se echó encima casi 20 kilos.

Su siguiente trabajo le llevaría de vuelta al territorio del narco, aunque esta vez como policía incorruptible. Su papel en Traffic le daría su primer premio Oscar, como actor secundario. Se convertía así en el tercer latinoamericano en conseguirlo, después de José Ferrer y Rita Moreno.

Si para interpretar al Dr. Gonzo engordó casi 20 kilos, para el personaje que le consagraría definitivamente, rebajó alrededor de 15. Considerada como una de las más perfectas reencarnaciones del guerrillero latinoamericano, su trabajo en Ché le valdría su primera Palma de Oro en Cannes como actor.

En una conversación con Fotogramas, describió sus recuerdos en torno al premio: “Cuando apareció el jurado, reconocí a gente de casa, como Sean Penn, Alfonso Cuarón y Natalie Portman. Luego pronunciaron mi nombre y a partir de ahí todo se convirtió en un viaje de ácido. Solo recuerdo la sonrisa de Catherine Deneuve entre la multitud”.

El tan anhelado Oscar se le escapó. Ni siquiera fue nominado. Steven Soderbergh, director de la cinta, se lo temía. En una entrevista, manifestó su poco optimismo sobre el premio: “Sería fantástico, y una señal de que yo también he hecho bien mi trabajo, pero los Oscar son imprevisibles y tan famosos por sus premios como por sus olvidos injustificables. Además, el trabajo de Benicio no es el típico que premian en la Academia: es muy realista, muy contenido. No vende al Ché: él es el Ché.”

Pero poco importa. Hoy, cuando cumple medio siglo de existencia, su filmografía está llena de pequeñas gemas cinematográficas y grandes interpretaciones, de 21 Gramos a Escobar. No obstante, acaso es su rol en Sicario la más cercana a su mística actoral, perceptible y palpable al simple contacto visual, en la que una sola mirada en silencio dice lo que todas las líneas de diálogo no pueden decir.