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La luz roja y la imagen que tomaron de sus ojos fueron el punto principal para crear nuevos estampados. Le gusta atreverse y aunque, como todo diseñador tiene sus clásicos, estos no necesariamente están en todas sus colecciones. Lisu Vega no se encasilla, le gusta atreverse y explorar.
Ella utiliza el arte como elemento de creación. A la hora de subir a la pasarela, cuida cada detalle con minuciosidad, desde la música hasta la ambientación; y es que la diseñadora nacida en Estados Unidos, pero criada en Venezuela no se mide para desarrollar un proyecto integral. Trabaja con la cotidianidad. En sus proceso de creación hace “catarsis” de las cosas que son fuerte para ella.
Las piezas de su nueva colección La historia del ojo, esta compuesta por 18 piezas asimétricas, con cortes irregulares hechos a mano y cortes a láser. Está dividida en dos partes: En la primera están los colores primarios que es como el inicio de la primavera, y la segunda están los tonos blancos, negros y rojos que representa el desenlace del verano del 2016 para conectarse con el otoño.
Ambas las expuso en Miami en un desfile benéfico que se da todos los años, aunque El New York Fashion Week le abrió las puertas para mostrar más a profundidad la segunda parte de la colección. Una de sus colecciones anteriores estuvo influenciada en el trópico marabino, “era un tapiz guajiro, llevado al estampado”. Otra fue La Bestia, inspirada en el tren que pasa por centro América, en el que se encargó de desarrollar todos los estampados basado en ese tren.
Sus creaciones se pueden encontrar a nivel mundial en su página web www.lisuvega.com, en la tienda de arte del Museo de Arte Contemporáneo (MOCA) en la ciudad de Miami y en el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia (MACZUL). Aprovechando que sus piezas acompañan a nuestra portada de la edición 78, Anllela Sagra, entrevistamos a la diseñadora en exclusiva para conocer más a fondo su trabajo y futuros planes:
¿Qué hace diferente La historia del ojo del resto?
Yo siempre me he caracterizado por tener telas con mucha fluidez, piezas que son femeninas pero no están entalladas al cuerpo. Esta colección tiene unas faldas detalladas, crop tops que dejan ver la piel, chaquetas con mangas y sin mangas, vestidos y pantalones. Esta vez probé con un material parecido al neopreno pero es algodón, súper fresco que se amolda al cuerpo, pero tiene fuerzas.
¿Qué tan arriesgada has llegado a ser?
En cuanto a la experimentación de elementos de materiales, he logrado imprimir en semicuero y trabajar con el mismo, cosa que es muy difícil con la sublimación porque tiene que ser un proceso especializado y a la hora de llevar a cabo el proceso de creación de cada una de las piezas no tengo miedo de hacerlo. No me gusta tener miedo, soy atrevida con el proceso de creación.
¿Cómo es ese proceso de creación?
Yo trabajo con el cuerpo humano, al principio no desarrollo patrones. No trabajo el sistema convencional, me voy directo con el material. En función del estampado comienzo a crear cada una de las piezas. Una vez que tengo el estampado ya en mis manos, que ya he hecho pruebas previas con los distintos materiales con los que decida trabajar con la temporada, tengo tres maniquís para moldear las piezas, y una vez que tengo la colección completa con el material que quiero, lo voy y lo dibujo para tenerlo como referencia de lo que será la nueva colección. Cuando va a la pasarela hago el video para ese desfile, la música para ese desfile y cada uno de los elementos diseñados para ese desfile.
¿Quién puede lucir sus diseños?
Cualquier persona los puede llevar.
Pasarela «La historia del ojo» durante el New York Fashion Week 2015 desde el Oxford Fashion Show | Fresh pixx photography
La tecnología da para todo, incluso para la promoción de la marca. Sin embargo, ¿la considera un aporte para la creación de diseñadores?
Sí. Yo trabajo mucho con la tecnología porque anteriormente uno de los procesos que se utilizaban, y se siguen utilizando para el desarrollo de los estampados, era la serigrafía industrial y ahorita hay un sistema que se llama sublimación que es el grabado digital del estampado. La tecnología también es algo que forma parte de mi trabajo porque yo todo lo que hago manual, lo digitalizo, lo imprimo y de la impresión va al estampado.
¿Dónde aprendió más de diseño, en Venezuela o Estados Unidos?
Lo que pasa es que mi proceso de trabajo ha sido muy especial. Cuando vivía en Venezuela, no voy a decir que fui la primera, pero si una de las primeras en presentar Fashion Art. Evidentemente, todo lo vivido en mi carrera de estudio ha hecho que otros espacios también me inspiren: mi estadía en Brasil, el tiempo que he estado aquí en Miami, pero Maracaibo es un punto todavía bien cálido para mí. El trabajar a la deriva es algo muy valioso.
¿Crees que el venezolano tiene potencial en cuanto a moda se refiere?
Estoy segura de que sí. Hay marcas que han crecido muchísimo. Me atrevería a decir que la crisis del país ha ayudado que el diseño venezolano se tome más en cuenta y la gente lo valore más. En Maracaibo hay gran potencial, hay gente que admiro mucho, yo no ando con divismos.
¿Tiene entre sus proyectos dar talleres en el país?
Me encantaría ir a Venezuela a dar talleres o hacer una presentación de moda en el Maczul o en el Lía Bermúdez, pero por mi embarazo voy a tener que esperar algunos meses. Mi esposo tiene una presentación en el año que viene, probablemente aproveche.
¿Se pone limitantes?
No. Descansar no funciona conmigo (Risas).
¿Cuáles proyectos tiene en puerta?
Actualmente trabajo en la colección de otoño que se llama Furia. Además de eso, el año pasado estuve en el Miami Fashion Week, gané en la competencia de aerolíneas y mis trabajos están siendo utilizadas por las aeromozas. También trabajo en la segunda parte de los uniformes. Estoy trabajando con mi hijo de siete años en una nueva colección, inspirada en todas las madres que podemos ver más allá. Además de colaborar con una línea de zapatos, desarrollando una cápsula de ropa para el calzado.
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