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Para cuando Jesús Miranda participó con una agrupación en el reality de Venevisión, Generación S, ya hacía un tiempo que la música se había adueñado de su vida. Desde muy niño, aunque soñaba con ser pelotero profesional de las Grandes Ligas en su natal Caracas, los ritmos le rodeaban en casa y de la mano de su familia, se acostumbró al sonido de los instrumentos y el canto: “Siempre fue algo inspirador. Desde que lo decidí y empecé a cantar, ellos (mi familia) fueron mi apoyo incondicional”.
Fue en los pasillos del canal de La Colina donde conoció al manager Jhony Núñez, quien lo llevaría a ser parte de la nueva formación del grupo Calle Ciega. En 2003, con otros cuatro integrantes, comenzó la travesía de entender el mundo del entretenimiento para hacerse un espacio en él; sin embargo, después de dos producciones y con una popularidad en ascenso, la ambición era distinta para Jesús y Miguel Ignacio Mendoza, con quien desde el 14 de febrero del 2007, integra el dúo Chino y Nacho.
Cambiar la fórmula a dos cantantes se presentaba como un reto, uno con el que han sabido trabajar desde el inicio y del que han salido tres placas discográficas exitosas —una de ellas, galardonada con un Grammy Latino a Mejor Álbum de Música Urbana—, una fanaticada que traspasa las fronteras del país y el ritmo que ha sido parte de su firma personal: una mezcla entre lo urbano y lo clásico que se refleja incluso en las colaboraciones musicales con Don Omar, El Potro Álvarez, Fanny Lu, Luis Enrique y Huascar Barradas, entre otros. Para Jesús, “lo más importante es que que cada quien sabe cuál es su rol en el grupo y eso hace que fluya diariamente nuestro dúo”.
Con quince as acumulados de trayectoria, horizontes nombrar algunos, Don Omar y Huascar Barradasdiscogrños de trayectoria, la mayor satisfacción que Jesús recibe de su carrera se divide entre el cariño y apoyo del público y el orgullo de haber podido darle la casa que le prometió a su mamá cuando las inundaciones de Vargas los dejaron sin hogar en 1999. De ahí, consigue el impulso para aprender de la industria, estudiar la música, escuchar nuevos géneros que alimenten lo que hace a diario y sobre todas las cosas, intentar proyectar en cada escenario que pise, desde ceremonias de premios hasta el Madison Square Garden, la imagen trabajadora, dinámica y proactiva de la Venezuela que ama. K. G. D.