BOHORQUEZ, Donald

Dedicación, responsabilidad y compromiso son los elementos que han permitido que la carrera del fotógrafo Donald Bohórquez haya despegado con fuerza y se mantenga volando alto tras casi diez años de trayectoria. Este marabino de veintiocho años, formado en el respetado Instituto Niños Cantores del Zulia, quiso estudiar arquitectura pero al no encontrar cupo optó por estudiar Comunicación Social en la Universidad Rafael Belloso Chacín, decisión que marcó su vida pues fue allí donde descubrió su inagotable interés por el fascinante mundo de las imágenes.

Con nociones adquiridas asistiendo a amigos dedicados a la fotografía, cursaba el segundo año de carrera cuando llegó la oportunidad de trabajar como fotógrafo pasante en el Diario La Verdad: “Desde el primer día supe que eso era lo que quería hacer para el resto de mi vida. En el periódico me di cuenta que es ahí donde se aprende y que la universidad es sólo la base. Me enviaban a fotografiar espectáculos, política o sucesos, pero lo que más me gustaba era cubrir la parte deportiva porque soy un apasionado del fútbol”. Representó al rotativo como fotógrafo en la Copa América Venezuela 2007, acompañó a la selección venezolana en varios partidos premundialistas y su trabajo gráfico fue publicado en importantes agencias como Associated Press y Reuters. Absorbiendo todo el aprendizaje posible se animó a lanzarse como fotógrafo independiente: “En el momento dudé, sentí miedo. Pero cuando uno siente miedo por un nuevo emprendimiento es cuando más va a lograr, porque la gente ve que estás progresando y confiando en tu talento, por tanto cree más en ti”.

Especializado en eventos sociales, es uno de los fotógrafos más buscados en Venezuela e incluso fuera de sus fronteras, cubriendo bodas en países como Aruba, Colombia y Francia, éxito que le debe a su original estilo: “busco transformar un evento en un documental, hacer un testimonio gráfico”.

Su premisa profesional es retratar lo que los demás se pierden cuando pestañean: “Debes fotografiar esas cosas que las personas no están viendo; tienes que tener una cámara en tu ojo y disparar siempre para perpetuar eso que los demás ignoran”. Mientras se concreta el sueño de fotografiar una final del Mundial o de Champions League, tiene en su familia a su principal inspiración: “Mis niños Roberto y Ana Cristina son mi motor motivacional, me impulsan a ser cada día mejor y mi novia Ana Karina ha sido fundamental para alcanzar mis logros”.

Hoy hace parte del equipo de asesores de bodas Wedding Center y ha sido catalogado como un artista de las imágenes, a lo que responde con los pies en la tierra y reafirmando su compromiso con su oficio y clientes: “Yo no soy el artista. Los artistas son esos que deciden llegar al altar y se casan. Entonces ahí entro yo, para hacerlos sentir como las estrellas que son”. – P.V.

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