ASSENZA, Franco

“Lo más comercial que tiene un artista es ser lo más natural posible”, dice Reynaldo Mercier, acompañado de sus compañeros Jesús Antonio Rondón y Daniel Díaz. Estén ante veinte personas, ante miles coreando sus canciones, como en el Festival de San Sebastián y el Festival de la Orquídea, o compartiendo escenario con Wisin y Yandel y Gloria Estefan, los tres integrantes de Treo: Rey, Chucho y Danny siguen siendo los mismos muchachos que cantaban gaitas y participaban en todos los actos del colegio.

Chucho dio sus primeros pasos en una audición para Salserín, siendo un adolescente formó parte de La Dimensión Latina e intentó iniciar una carrera como solista; Danny, su amigo del colegio, aprendió a tocar el cuatro con su padre, fue miembro de una banda de rock y una boy band venezolana hasta que en el 2006 se reencontró con Chucho para formar un dúo. Comenzaron cantando covers de canciones románticas, sus ensayos atraían cada vez más gente y tuvieron la confianza para probar su propio material, pero la sensación de que faltaba algo no desapareció hasta que estos fanáticos confesos de los hermanos Primera organizaron un casting y apareció Rey, audicionando con la misma canción de Servando y Florentino que lo llevara hasta Argentina en la segunda temporada de Latin American Idol, y a la final del reality show de la serie Somos tu y yo.

Al sentarse a componer Tres orígenes (2009), su primer disco, la meta fue inyectarle ese toque de positivismo —y a veces humor— que los caracteriza y lograr que ese vasto espectro de influencias musicales, donde conviven Jerry Rivera, Elvis Crespo, The Beatles, Tan Biónica, Luis Fonsi y Voz Veis, se tradujera en una identidad musical que suena a cumbia con techno y que los puede llevar a tocar reggaetón con la Orquesta Sinfónica de Venezuela. Treo es más que un nombre, es la suma de tres orígenes, de tres personalidades que en vez de anularse apostaron por tomar lo incompatible y fusionarlo para crear algo único.

Las nominaciones a los premios Lo Nuestro, Billboard, Texas, y a los Latin Grammy con Pégate, su segunda producción, como Mejor Álbum de Fusión Tropical, son el resultado de años de esfuerzo, de sacrificar el tiempo en familia y jugarse el todo por el todo dando a conocer su trabajo en el exterior. El es fruto de innovar al abrirse paso en una industria de titanes con una disquera independiente, de aprender de cada error y de cada puerta cerrada: “El tiempo nos hizo respetar el aplauso”, por eso del futuro solo esperan más discos, más videos, y todo aquello que le permita a su música llegar a más personas y perdurar en el tiempo. M. A.

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