CAMACHO,Álvaro

Irreverente, ácido y curioso como él solo, Luis Chataing cumple ya 21 años en los medios de comunicación y lo ríos de tinta que han documentado su carrera desde el principio no dejan mucho qué decir sobre el personaje: que tiene 45 años, que es locutor, comediante, escritor, presentador y cualquier otra cosa que le robe la atención. Que ha hecho prácticamente lo que ha querido hacer sin perder la vigencia ni la frescura que lo catapultaron, primero en la radio y luego en la televisión con Ni tan tarde, programa nocturno que condujo junto a Érika de la Vega. Todo eso lo sabemos, pero detrás del personaje mediático está Luis Eduardo, un periodista multifuncional para quien el día empieza a las 4 de la mañana y se acaba 18 horas después, haciendo en el entretiempo guiones de radio y televisión, reuniones con anunciantes, presentaciones de su monólogo y un despliegue en su faceta familiar, todo sin dejar de esperar mucho más de la vida y de sí mismo. “Me falta hacer una película.

Ya tengo la historia pero no me ha quedado tiempo de escribirla”, confiesa, aunque de una persona tan activa como él, era de esperarse. Por eso es que el humor ha estado presente siempre como una manera de combatir el estrés y las críticas sin dejar de nutrir su faceta creativa. Aunque es más difícil hacerlo llorar que reír, la situación actual del país es una de las cosas que le arruga el corazón pero sus ganas de ver el cambio desde adentro lo hacen volver incluso luego de haber saboreado el éxito en países como Estados Unidos, España y Colombia. “Me encanta mi país porque me gusta viajar, trabajar afuera un tiempo, y siempre regresar”. Describirlo de histriónico es pecar en mezquindad: Luis Chataing tiene una respuesta rápida para todo y dice jamás arrepentirse a menos que se proponga agarrarle el gusto al curry.

Para un ritmo de vida como el suyo, prefiere la música electrónica, alternativa y down tempo, sobre todo al momento de invocar a la concentración y por más confiado que pueda lucir ante las cámaras, si hay que hablar de temores, la inseguridad es un miedo recurrente al que ha sabido ganarle la batalla no sin antes tropezarse un par de veces en el camino. “Intentaría evitar uno que otro pleito legal pero si estos fueran necesarios como en mi caso lo fueron para seguir adelante, con mucho gusto los enfrentaría de nuevo”. Del futuro solo tiene seguro su deseo de envejecer en Caracas con su curiosidad y la capacidad de maravillarse por la capacidad de creación de otros intactas. Así más o menos iría un perfil de Luis Eduardo Chataing, una caja de sorpresas, un hombre que ha aprendido a escoger sus batallas y ha sabido callarse cuando le toca, haciendo gala de toda la seriedad que se requiere para mantener el humor a flote. M. G. V.

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