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Omar Pereney, una pasión llamada cocina

Omar Pereney, una pasión llamada cocina

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Omar Pereney, una pasión llamada cocina

Perfiles

1 diciembre, 2012

Cortesía Omar Pereney

Con 18 años y seis de experiencia en la cocina, Omar Pereney ya puede presumir de tener una carrera consolidada en el competitivo mundo culinario. Desde que descubrió frente a los fogones el poder de un talento que le permite “experimentar, crear, sentir y compartir”, no ha hecho más que mejorar sus platos. Incluso llegó a trabajar de tarde y de noche porque un hombre puede cambiar de cualquier cosa menos de pasión, y así pudo sortear la decisión de escoger entre la gastronomía y el colegio. “Cocinar es poder ser protagonista de uno de los actos más nobles que existen y que sensiblemente nos une a todos los seres humanos” afirma con la certeza que le han dado años de pasantías en distintos restaurantes de Venezuela y fuera de ella. Cuando apenas contaba 12 años, empezó en Sibaris, un restaurante caraqueño dirigido entonces por Sumito Estévez y Héctor Romero, pero su incansable búsqueda por la perfección lo ha llevado a Perú, Estados Unidos y países que reciben la señal de El Gourmet, canal en el que conduce desde 2009 el programa orientado al público joven: Yo, cocinero.  Cualquiera con mayoría de edad estaría pensando qué carrera universitaria seguir pero no Omar. Su vida gira en torno a la cocina desde que tiene uso de razón y así como él le ha dado todo, ella se lo ha devuelto con creces: tiene en su haber el Premio Laurus como Chef Padrino en la inauguración del Instituto de Estudios Culinarios, vivió la experiencia de servir un plato de su propia autoría, superó los nervios de su primera aparición en televisión y abrió su primer restaurante como chef en Cancún, México, donde actualmente reside. Cuando se trata del arte culinario, Omar es capaz de realizar una conferencia en inglés frente a un centenar de personas pero fuera de su zona de confort es tan tímido como cualquier mortal y se confiesa totalmente apenado a la hora de conversar con una chica que le guste. Tiene una lista considerable de cocineros a los que les entrega su admiración pero quienes se llevan el primer lugar indiscutible son sus padres, quizá por darle alas para que lograr lo que ha soñado, siempre con la posibilidad de volver a su lugar ideal: “donde haya familiares, amigos, amores, cocina, música y fiestas”. Ansía conocer a todas las capitales del mundo y la paternidad le ilusiona como a nadie. Omar no tiene planes de detenerse. Para él, ser chef es al mismo tiempo ser embajador de un país maravilloso en los lugares más remotos del mundo: “porque uno no quiere a su patria porque es grande, sino porque es de uno”. M G.V.

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