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Un marcado acento argentino da pistas sobre su nacionalidad. Detrás de unos lentes finos rectangulares se enmarcan sus gestos faciales. Alto, de contextura delgada y cabello meticulosamente arreglado. De pausado hablar, Eduardo Biscayart guarda dentro de sí anécdotas que todo fanático del fútbol ansiaría escuchar. Este cazador de estadísticas que enriquecen la narración de juegos en vivo viste un traje, tal cual como sus televidentes en FoxSports están acostumbrados a verle cuando sintonizan partidos de la Champions League. A quien hoy se le conoce como “Don Bisca”, apodo otorgado por su compañero de faenas, Luis Omar Tapia, dio sus primeros pasos en el deporte cuando era niño, jugando fútbol entre amigos en Buenos Aires: “en los equipos me querían por mi entrega y garra más que por mi habilidad. Mis padres no tenían interés en que fuera futbolista, querían que estudiara. Mis dos hermanos mayores tampoco tenían interés en el deporte pero yo sí, era como la oveja negra. Ya de adolescente pude salirme con la mía”. La oportunidad de practicar un deporte donde destacara llegó en la secundaria, cuando entró en el equipo de atletismo de Boca Juniors. Probó las mieles de la victoria siendo campeón de la prueba 1.500 metros, categoría juvenil, por dos años seguidos. Sin embargo, una lesión en la espalda frenó su ascenso pero no su pasión, dando paso a otra ambición: el periodismo deportivo. “Estudié Ingeniería pero a los dos años me di cuenta que no era lo mío. Me volqué al periodismo porque sentí la vocación de ser el vehículo para comunicar algo”. Su primer trabajo como periodista fue en la revista Atletismo Argentino para la que redactaba notas y tomaba fotos, pero su matrimonio lo llevó a mudarse a Atlanta, donde tocó a las puertas de CNN. “Nunca había trabajado en televisión pero CNN tiene una manera de trabajar que es como un postgrado. Nunca me limité, ni me achiqué ante el reto”. A los seis meses ESPN reconoció su talento y él supo capitalizarlo. Comentó su primer partido en 1997 y desde allí no ha parado. Ha sido testigo de juegos épicos, pero ninguno tan exigente como el Chelsea vs. Barcelona, la semifinal de la UCL en 2009. Sueña con comentar una final de una Copa del Mundo, y aunque admite que todo periodista no puede ser fanático a la vez, ver jugar a la selección argentina acelera su corazón. De los jugadores que le han impresionado destacan aquel Messi que irrumpió en la primera del Barcelona a los 17 o los mejores momentos de Zidane. Hoy sigue ligado al atletismo, colaborando con artículos para la Federación Internacional. Confiesa que sus metas están muy lejos de ganar premios o tener programas propios. Lo suyo es volver a ese primer trabajo como periodista, trabajando desde la cancha, entrevistando en persona y contando historias de esfuerzos y triunfos. A.B.V.
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