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La resolución de alejarse de la sociedad para perderse entre la naturaleza es una que aunque muchos descartan, otros toman sin siquiera dudar. En el caso de Louis Genelot, el haber nacido y crecido en Borgoña, Francia, pudo ser la principal influencia al momento de empacar su mochila y salir a conocer el mundo. Habiendo vivido durante diecinueve años en esta suburbana región francesa, rodeado por campos y paisajes rurales, la relación de Louis con la naturaleza ha existido desde que tiene memoria, mas su decisión de adentrarse en ella surgió con el propósito de encontrarse a sí mismo y alcanzar una conexión aún más profunda con lo que esta tiene para ofrecer. Durante siete años dicha búsqueda le llevó por toda Europa y América Latina, estableciéndose brevemente en algunos de los países que visitó, como Colombia o Ecuador. Entre sitios y culturas, Louis aprendió a utilizar diversos instrumentos y técnicas de respiración y meditación para alcanzar un estado de paz interior, por lo que al llegar por primera vez a Venezuela hace un año, comenzó a desarrollar talleres integrando la música, la respiración, vocalización y meditación en búsqueda del equilibrio y la conexión con el yo mismo, al tiempo que fomenta el reencuentro con la naturaleza en todo aquel que esté dispuesto a experimentarlo, tomando como escenario cualquier espacio, de la calle a la tarima, e invitando a grandes y pequeños a unírsele. “Muchas veces en la ciudad nos olvidamos de nuestra esencia y nos perdemos. Viviendo en la naturaleza aprendí a conectarme con ella, con mi ser y mi paz interna y es algo que quiero compartir”, explica con un marcado acento francés, casi tan evidente como la humildad con la que habla sobre sí mismo. Para Louis, la conexión y el amor hacia la tierra es algo natural del ser humano, que debe ser revisado cada vez que se olvida; clarifica que aunque “Conexión y Resonancia” es presentado como un taller, su propósito no es enseñar una técnica en específico, sino ayudar a cada quien a descubrir la que más le funciona, “porque, ¿quién lo puede hacer mejor que uno mismo?”. Él cataloga la vida como un juego en el que lo único que se debe lograr es aprender a crecer y ser consciente, algo que intenta siempre transmitir en sus talleres, impulsando a su audiencia a dejar de pensar con su mente y comenzar a escuchar a su corazón, sabiendo que la paz existe en toda la tierra y solo hace falta que nos decidamos a reencontrarla. M.P.