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Sonya Smith, más que una cara bonita

Sonya Smith, más que una cara bonita

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Sonya Smith, más que una cara bonita

Perfiles

1 diciembre, 2010

SHACHAM,Zaguri

Nueve de la noche, 5 de marzo de 1992 y Venevisión anuncia el estreno de su nueva telenovela protagonizada por “el ídolo de toda una generación”, Guillermo Dávila, y una joven rubia de penetrantes ojos azules, desconocida hasta entonces. Desde ese día el país sintonizó religiosamente, de lunes a viernes, la historia de amor entre la rebelde Estrellita Montenegro y el adinerado Miguel Ángel González, y perdidamente se enamoró de la actriz de diecinueve años: Sonya Smith. Dos décadas más tarde y una secuela de telenovelas exitosas demuestran que lo suyo no fue casualidad. Aunque nació en Filadelfia, Estados Unidos, el residir toda su vida en Caracas la hacen sentir como una venezolana más. Hija de la actriz y bailarina Ileana Jacquet, el gusto por las artes es heredado no sólo por su mamá, sino también por su abuela, cantante de ópera, y su bisabuela, violonchelista. Desde los cuatro años incursionó en las tablas bailando ballet y jazz, y a partir de los trece comenzó a realizar pequeñas apariciones en la televisión. Su oportunidad en la actuación se debió en gran parte por estar en el sitio adecuado y en el momento preciso: “Un día acompañé a mi mamá en su trabajo con el grupo de baile de RCTV, y el productor Arquímedes Rivero realizaba castings para formar nuevos talentos, y me preguntó si deseaba participar. Yo soy tímida y lo era aún más en aquella época, pero decidí probar y hacer el curso. Tomé clases de Amalia Pérez Díaz y me gustó. Empecé con pequeños papeles y después se presentó ése salto tan grande: protagonizar mi primera novela, Cara Sucia”. Su afán perfeccionista, de entregarse por entero a sus metas y dedicarles el cien por ciento de su tiempo, le obligó a desistir de su carrera en Psicología en la UCV. “El hecho de que hayan tenido la confianza de darme esa oportunidad, me motivó a prepararme más. Quería que mi primer rol protagónico fuera un trabajo digno y gracias a Dios a la novela le fue muy bien. Mucha gente aún me recuerda por ese papel y me comentan: “¿Tu eres la de Cara Sucia? ¡Éstas igualita!”. Eso para mi es un gran piropo porque ya han pasado más de quince años desde la novela”. Tras telenovelas en Colombia, Perú, Miami y una enriquecedora experiencia en Los Ángeles, considera que el éxito internacional es fruto de mucha paciencia y esfuerzo: “Algunos lo llaman suerte, otros destino, pero yo creo que son bendiciones. Aunque esté haciendo novelas en otros países, el hecho de que las pasen en Venezuela y que la gente aún me recuerde con cariño, significa mucho para mí. El valor de ello es inmensurable”. A.B.

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