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“La música es mi oxígeno”, admite del otro lado del teléfono Alexis Cárdenas. La frase sonaría exagerada si no conociera la trayectoria de quien hace apenas unas horas ha sido nombrado el Concertino-Súper Solista de la Orquesta Nacional de París. Un venezolano con semejante responsabilidad, sin duda, debe tener un talento superlativo ahora sospechan de él los pocos compatriotas que no lo conocían. Nacido en Maracaibo hace treinta y un años, Alexis es hijo de un policía apasionado por la música, cuyo mayor sueño era convertir a sus dos hijos en violinistas. “No es casualidad que hoy en día ambos seamos músicos y trabajemos en Francia. Él fue quien me hizo crecer rodeado de sonidos. Mis primeros contactos con el placer de hacer música los tuve a los siete años tocando mi violín en las parrandas que él organizaba”. Hasta el día de hoy, Alexis sigue estudiando todas las mañanas como si fuese su primer día en el Conservatorio de Música, con la misma pasión y alegría que sentía aquel día en que su padre le regaló su primer violín. A los catorce años la suerte le sonreiría cuando una profesora de música llegó al país para ofrecer una clase magistral y ser sorprendida por su talento. “Al escucharme tocar pensó que era una lástima que con mi potencial yo no estudiara en la mejor escuela de música. Así que me ofreció una beca en la Julliard School of Music en Nueva York y allá estuve un año. Aquello fue un sueño para mi estar estudiando en la misma escuela de donde egresaron mis ídolos del violín”. Alexis cuenta con conciertos en grandes escenarios, exitosas producciones como solista y reconocimientos por doquier, sin embargo, ninguno de estos logros supera al que considera su más importante: su hijo. “Tiene apenas tres años y medio pero está convencido de que quiere seguir mis pasos. Todos los días me pide que le regale un violín pero he estado haciéndome el distraído porque quisiera que tocara el piano. Aparte de mi hijo, mi segunda mayor satisfacción es el acto de componer. Ese momento en el proceso creativo de la música popular e improviso. Cuando estoy trabajando a solas en mi cuarto, analizando una partitura y dialogando con el instrumento. Allí es donde siento realmente mi relación con la música, cuando descubro que ella es un lenguaje que no tiene límites”. Dicen que la forma de conocer a un país es a través de su música. Si eso es cierto y con embajadores como Alexis, Venezuela es un gran país. A.B.