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Salvar el planeta en la vida real no es tarea de superhéroes de historietas, sino de jóvenes con cultura ecológica. Estos agentes del cambio se encuentran por todo el mundo, pero especialmente en las aulas de clase. Y el mejor ejemplo de ello es Ana Muñoz, quien mucho antes de convertirse en la presidente de la Brigada Ambientalista de la Universidad José Gregorio Hernández, era una estudiante que mientras iniciaba su carrera en Gerencia de Recursos Humanos, alentaba activamente a sus compañeros a preservar el medioambiente: “De pequeña vivía sembrando árboles y reciclando, motivada por mis papás, cuyos trabajos estaban relacionados con el medioambiente. Cuando comencé la universidad, en los pasillos siempre se me veía pidiéndole a mis compañeros que colaboraran”. Desde hace año y medio y con la ayuda de treinta voluntarios, ha emprendido la tarea de visitar colegios y dar charlas sobre el cuidado al medioambiente y especialmente el Lago de Maracaibo: “En un solo día pudimos reunir a trescientos cincuenta niños en los salones de la Basílica para una conferencia. Les dimos consejos sobre cómo reciclar, ahorrar energía y agua. Afortunadamente, nos hemos  topado con la grata sorpresas donde los niños saben más que nosotros. Tienen muchísimas ideas que compartir y siempre vale la pena escucharlos”. Para Ana la meta es sencilla: dejar un legado tan fuerte en su casa de estudios que continúe una vez que ella haya egresado: “Mi deseo es sembrar la semilla de los futuros ambientalistas”. A.B.

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