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Contar bien para vivir mejor, dicen quienes defienden las Matemáticas a capa y espada. Agregan que si una sociedad busca dar un salto adelante en su desarrollo, debe prestar atención al estudio y enseñanza de esta ciencia. Y es que ninguna nación del mundo ha podido soñar con un próspero porvenir sin dedicarse a comprender, desde las aulas de clase, la sutil y lógica dinámica de los números. La enseñanza de las Matemáticas puede ser una aventura que, indudablemente, exige de mucho esfuerzo, pero que al final está llena de satisfacciones. No se trata de un tormento escolar, sino de una oportunidad para poner a prueba la creatividad. Así lo han comprobado Jesús Portillo, de quince años y las hermanas Viviana y Andrea López, de once y catorce años, respectivamente, desde el colegio Fátima. Los tres han participado en reñidas Olimpiadas de Matemáticas, de las que siempre han regresado orgullosos con una medalla. Atraídos por este lenguaje universal que se entiende sin complicaciones hasta en el más remoto rincón del mundo, trascurre la juventud de Jesús, Viviana y Andrea, quienes planifican su futuro como profesionales de la Medicina, Comunicación Social y Ciencias Políticas, siempre conscientes de que, como bien enseñó Platón, sin las Matemáticas no hay porvenir. A.B.

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