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La primera vez que Marialexandra diseñó un vestido fue ella misma su fuente de inspiración. En esa edad ambigua, cuando no se es niña ni mujer, esta diseñadora se vio ante una invitación que decía “traje formal” sin nada que ponerse. En vista de la dificultad para encontrar el vestido perfecto, decidió tomar cartas en el asunto. Hoy, esta caraqueña está convertida en una figura que viste desde socialites hasta celebridades, con boutiques en Miami, Nueva York y México; sin embargo, ella misma contesta el teléfono de su atelier y aún se sorprende cuando alguien quiere hacerle una entrevista: “Me tocó empezar en un mercado duro como lo es Miami, pero no puedo quejarme. El éxito ha sido brusco y aún no me acostumbro a ciertas cosas que vienen con esta profesión. Me la paso encerrada en mi taller, concentrada en las tiendas, las telas, los vestidos, y a veces no me doy cuenta de lo que sucede afuera. Nunca he buscado la fama, simplemente quiero ganarme la vida haciendo lo que amo”. Y de lo que no cabe duda es que ese amor de Marialexandra viene de atrás. Diseñó su primer vestido de novia a los catorce años para una tía y organizó su primer desfile cuando aún estaba en el colegio. Esa iniciativa la llevó a ganarse una beca en el Savannah College of Art and Design en Georgia, donde egresó en 1997 con un BFA en Diseño de Modas: “En ese momento mi sueño era regresar a Caracas a trabajar con Angel Sánchez, pero me empezaron a encargar un vestido por aquí, otro por allá, y cuando me di cuenta tenía más de cuarenta clientas”. En el 2005 Marialexandra abrió su atelier en Miami, y sin dudas ese paso dio inicio a una vorágine: invitaciones de revistas como Vanidades, Cosmopolitan o Harper’s Bazaar, ovaciones acaloradas en el Miami Fashion Week, aciertos públicos y sonados en la alfombra roja de eventos como los Premios Lo Nuestro y los Latin Billboard y el ser elegida en el 2006 por la marca Perrier como la Mejor Diseñadora Emergente. Ella habla de sus logros consciente de lo que ha trabajado por conseguirlos, pero sin perder la humildad: “No veo diferencia entre vestir a una celebridad y a una persona común. Simplemente que todo el mundo se entera de quien hace lo que visten los famosos. Se sorprenderían de lo normal que es Ivanka Trump. Honestamente, lo que más disfruto es hacer trajes de novias, pues no hay nada como verlas llegar sin saber lo que quieren y notar cómo sus ojos se iluminan cuando les muestro un boceto”. C.W.