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Para Douglas Tapia, convertirse en diseñador de moda ha sido un camino de adversidades, pero su voluntad superó las dificultades y hoy, muestra con orgullo un trabajo exquisito que resalta sin pudor la belleza de la mujer: “Mi familia no quería que me dedicara a esto. Pero mi papá me dijo un día que no importaba lo que decidiera hacer, sino que en lo que eligiera fuera el mejor, para honrar su apellido. Y eso es lo que intento. Empecé con un taller en La Concepción; me traía los vestidos de novia en carrito. Hoy tengo clientas en toda Venezuela”. Como no existía en la ciudad ninguna institución que formara profesionales en el diseño de moda, Douglas estudió Letras en La Universidad del Zulia. Pero cuando el Instituto Talavera abrió la carrera se matriculó, y en el 94 ya estaba formado. Douglas trabajó con diseñadores experimentados y de cada uno aprendió una lección de vida: “Hice pasantías con Dubal, con Héctor Silva Vega, asistí a Mayela Camacho en un desfile… siempre busqué experiencias que me ayudaran a crecer”. Y es que para Douglas no existen las barreras. En su mundo, el diseño es la respuesta a una necesidad que él, como profesional, debe satisfacer: “Cuanto te pones límites, no creces. El diseñador no es una estrella, es alguien que brinda soluciones. Por eso he probado todo, desde el diseño de disfraces para nado sincronizado, ballet y trajes típicos para concursos de belleza, hasta accesorios y trajes de baño. Un buen diseñador debe tener la capacidad de transformar el entorno en belleza”. Ciertamente, los disfraces de Douglas son legendarios, pero la verdadera fortaleza de su espíritu creador está en sus confecciones de alta costura. La primera muestra vio la luz en el 98 con su desfile Plenilunio, seguido por Givas Givas en la Semana de la Moda 2002 y más recietemente con Desde el alma, que llenó de belleza los espacios del Centro de Arte “Lía Bermúdez”. Con trabajo y dedicación Douglas Tapia se ha encargado de abrir sus propios caminos: “Creo que mi secreto ha sido no envidiar ni reprochar el trabajo de mis colegas, sino centrarme en mi carrera. La moda es un proceso de creación; es algo sagrado. Si hay algo que la vida me ha enseñado es que no tienes que defenderte de nadie, pues la verdadera lucha es contra tí mismo”. C.W.

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