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Amaya Briner, cónsul de la nueva era

Amaya Briner, cónsul de la nueva era

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Amaya Briner, cónsul de la nueva era

Perfiles

1 julio, 2005

DONDYK+RIGA

El corazón de Amaya Briner siempre ha estado dividido entre el amor que siente por su Maracaibo natal y el que siente por Suiza, la tierra donde nacieron sus padres. Esa dualidad la llevó a convertirse en la cónsul de ese país europeo en nuestra ciudad: “La gente tiende a relacionar a Suiza con chocolates, quesos, relojes y bancos, pero más allá, Suiza es un país con una democracia modelo, que se caracteriza por su neutralidad y organización y que, a pesar de que no producir materia prima, ha logrado desarrollar su industria. Actualmente, Suiza es el segundo país que mayores inversiones ha realizado en Venezuela. Ante todo eso, es un privilegio poder desempeñar este cargo. Para mí esto no es un consulado honorario, es un consulado de honor”.

No cabe duda de que en la vida de Amaya la figura paterna significó un modelo de vida, el cual siguió voluntariamente y llena de orgullo: “Desde que tengo uso de razón mi papá fue el cónsul. Toda mi vida he estado vinculada con esto y conozco a la comunidad suiza que vive en la ciudad. Por eso, cuando a mi papá le tocaba jubilarse, hice las gestiones necesarias para postularme. No siento que haya “heredado” el consulado; estoy convencida de que sencillamente esta es una misión que yo debía asumir”.

Esta encantadora profesional egresó como contadora pública de La Universidad del Zulia y además cuenta con un posgrado en Gerencia Tributaria. Actualmente, trabaja en la firma de su padre, Briner & Asociados, de la cual también es socia. Aún así, encuentra el tiempo para atender a su esposo, a sus tres hijos y para desarrollar actividades que llenen esa constante necesidad de hacer cosas productivas con su tiempo: “Soy extremadamente organizada, quizás eso viene de mis genes suizos”. Gracias a esa cualidad, Amaya ha podido asumir la dirección de la Sociedad de Amigos del Centro de Arte de Maracaibo y participa activamente en la titánica labor de organizar la Feria Internacional de Arte de Maracaibo, un evento que se inauguró el año pasado y que convocó a galerías de varios países: “El arte es fundamental en mi vida. Creo que esa sensibilidad despertó gracias a mi tío, el pintor Paco Hung. Verlo en acción era algo indescriptible”.

Sólo una mujer como Amaya Briner es capaz de triunfar en tantas facetas. Es una de las cónsules más jóvenes que han existido y todo lo logró gracias a su dedicación. En sus manos está la misión de ayudar a la comunidad suiza y la de promover la cultura de un pequeño país que se hizo grande gracias a su gente, su cultura y sus tradiciones. – C.W.

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