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Ines Laredo, vida de teatro

Ines Laredo, vida de teatro

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Ines Laredo, vida de teatro

Perfiles

1 julio, 2000

DONDYK+RIGA

El silencio llenó los espacios de un corazón que en otrora retumbó de alegrías las tablas del Teatro Barat. El consuelo es reconfortante: su lecho frente al Lago de Maracaibo trae al recuerdo una vista familiar de la infancia en Chile… la sociedad parece estar impregnada en los ojos de Inés Laredo… es una mujer que construyó ensimismada en su mundo de expresión una realidad paralela, única, trascendental, que llenó lugares muy preciados y en un pasado desdeñados, para formar parte de la historia cultural del terruño occidental venezolano. Las andanzas de la agrupación «Sábado», la de la Cátedra de Teatro Universitaria, permanecen escritas y vividas por ella, por sus alumnos, hoy también maestros luchadores que se levantan en el escenario y ven subir el telón como «Tablón» y «Manpara».

Fueron 18 años corridos dando a conocer el teatro. Montó y actuó en más de 60 obras: «La Zapatera Prodigiosa» y «La Casa de Bernarda Alba» de García Lorca; «La Guardia Cuidadosa», «Los Habladores», «El Retrato de Las Maravillas», «Los Árboles Mueren de Pie», «La Casa de Quiroz», «La Barca sin Pescador»… pero tantas palabras se desvanecen en la prodigiosa de teatro, corrompida por los atenuantes zarpas de la vida.

Inés Laredo, vida de teatro y gloria, bohemia de las tablas, dejó un día a sus 25 años, su país natal y se lanzó ala aventura de amor con un pintor venezolano, Carlos Áñez Irriuta, que no le valió de mucha compañia; amén de que le abrió el camino en una nación que la necesitaba para hacer teatro, para derrochar creatividad, para preparar hombres y mujeres, para enseñar confianza.

Al decidir entre el nombramiento, como «ícono del teatro del Zulia» y «el trabajo pedagógico de una mujer simplemente quería enseñar» selecciona el segundo, perfilándose entonces su humildad y sencillez, pues si una mujer es sincera sobre lo que cree ser, esa es Inés Laredo.

Un día la pionera del teatro sintió la llegada de corrientes opresoras, y dijo así: el arte tiene mucho que decir en sí mismo, la vida, las corrientes filosóficas, políticas; pero el teatro destinado sólo a un aspecto logra manipular una realidad y pierde la libertad. Retirándose de los escenarios hasta la actualidad.

Se destacó al promover la Fundación de la Escuela de Educación Física de la Universidad del Zulia y en la formación estudiantil en diversas áreas. Todavía dicta lecciones con sapiencia y voluntad a grupos artísticos  y personas que le piden algún consejo, siempre manteniendo una humildad que interrumpe el disimulo y lo hace evidente.

Sin embargo, su ancianidad es muy desconsolada. El familiar más cercano, su hijo único está residenciado en Caracas, y en su pequeño apartamento de Maracaibo sólo le queda la compañía que llega de cuando en vez -algunos amigos, otros conocidos-, y el abrigo de un largo muy parecido al del lugar donde ella nació. N.M.