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Samar Yorde, en la vitrina de Latinoamérica

Samar Yorde, en la vitrina de Latinoamérica

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Samar Yorde, en la vitrina de Latinoamérica

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Ser médico le inspiró a convertirse, además, en locutora, escritora, coach motivacional, conferencista e influencer. Su pasión es educar a las personas en cuanto a la nutrición, lo que la llevó a probar suerte en otras latitudes.

28 mayo, 2018

MARCANO, Jesús

Tener a su hijo primogénito —de nacionalidad estadounidense— radicado en el país norteamericano, ser víctima de la inseguridad en Venezuela y la búsqueda de una ventana para ampliar su carrera profesional; fueron las bases sobre las que Samar tomó su decisión de emigrar a los Estados Unidos en el año 2014.

A los 40 días de haber nacido en el Líbano, los padres de Samar se radicaron en Maracaibo, la ciudad del sol amado que luego la vio crecer y alcanzar sus sueños. Al graduarse como médico sintió la necesidad de transmitir sus conocimientos al resto. Lo que fue una vivencia personal de lucha contra el sobrepeso, sirvió como estímulo para crear un concepto propio, con el que fuera capaz de ayudar a la población para mejorar y promover la buena alimentación.

Una misión que se propuso y, sin dudas, logró: impartir sus conocimientos en la radio, en la televisora venezolana Venevisión, escribir un libro y como columnista en la página web de Ismael Cala, además de numerosas presentaciones. Sin duda, un sueño hecho realidad. Ver cómo su pasión cambiaba la vida de los demás, le dejó un sentimiento incomparable, sabía que estaba haciendo algo grande, porque era bueno para la población. Luego de varios años, pensó en expandir sus horizontes a otras tierras y llevar su mensaje más allá de Venezuela.

Aquello que figuraba como una idea en su mente se materializó en el año 2014, emigrando a Miami ya que “de verdad veía a Estados Unidos como una oportunidad para ampliar mi plataforma profesional”. La nacionalidad norteamericana de su hijo mayor le permitiría conseguir residencia y debía hacerlo lo más pronto posible, antes de que su hija menor cumpliera los 21 años de edad, si no realizaba ese trámite a tiempo, no podría volverla residente también. Papeleo que debió sortear mientras se adaptaba al cambio cultural, preparándose para enfrentar un nuevo reto en su ascendente carrera. Cerrar el ciclo de Venezuela significaba dejar atrás todo en lo que se había convertido para empezar de cero en Estados Unidos, sin certificación médica, solo la experiencia y el reconocimiento del público; pero lista para cautivar a más personas a través de su proyecto Soy saludable.

Las situaciones por las que estaba pasando fueron como una señal para su camino, era necesaria y oportuna la internacionalización, así que se aferró a sus capacidades, reinventó su vida y enfrentó los retos que venían. De esa forma pudo adaptarse a otra cultura y otras costumbres para alcanzar su objetivo: llegar a todos los latinoamericanos, ya que Miami “es la vitrina de América Latina”.

 

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