Entrevistas

11 noviembre, 2015

Donald Bohórquez resume 10 años de carrera con un completo rediseño de su marca. Ayer el salón Mocán del Hotel Kristoff abrió sus puertas y fue el escenario de esta importante celebración de la que se desprende el lanzamiento de su página web, un nuevo logo y el anuncio de la apertura de una academia para formar nuevos talentos.

Este décimo aniversario se celebró para rememorar las mejores imágenes capturadas a través de su lente durante una década, fue una velada cargada de emociones, a la que asistieron unos 200 invitados entre clientes, familiares y amigos.

“Sentí la necesidad de hacer algo distinto para posicionarme un poco más y para que la gente entienda que un fotógrafo sí puede trascender. Esto para mí es gratificante porque después de 10 años es sentir que voy a empezar desde cero”.

El contenido del evento fue sentimental, en él se desplegaron los siete valores que han acompañado a Bohórquez a lo largo de su carrera como: la humildad, la elegancia y la responsabilidad.

El encuentro fue un éxito, unos 12 zulianos animaron la noche. Andreína Socorro, Melissa Zavala, Nando y Leo, Zoraida Orcial, Goya Sumoza, Carmina Vivenzio, Héctor Palmar, Susana Medina, Jesús Guerrero y el padre Rhonald Rivero fueron quienes estuvieron a cargo de la conducción del evento.

Dj Santo y Sol Montiel fueron los primeros en pisar la tarima para contagiar con su melodías a los presentes. La agrupación Revés Epico y artistas como Caibo, Nelson Arrieta, y Ronald Borjas sorprendieron con su musicalización.

El momento sorpresa de la noche fue cuando la animadora y locutora Goya Sumoza le preguntó a Bohórquez cuál era su fotografía preferida y este respondió: es la que haré en este momento. En ese instante, Bohórquez, invitó a sus familiares a subir al escenario para tomar una imágen para la posteridad.

Donald Bohórquez ha sido catalogado como uno de los fotógrafos más solicitados, este zuliano complementa las fotografías que cuelga en sus redes sociales con un texto que describe la experiencia con cada uno de sus clientes.

Es entregado, trabaja a deshoras y ve sin cuidado si la sesión de fotos es en la playa o en la montaña, en Maracaibo o algún rincón de Francia. Este zuliano siempre lleva dibujada una sonrisa. “Yo sonrío esté triste o no, este trabajo para mí es una bendición”. Su mayor recompensa es dejar al cliente satisfecho. “Que el cliente me diga que le gustó la foto, hace que luego me lo agradezca yo mismo. Mi trabajo me hace muy feliz”.

Donald no sabía que iba a dedicarse a la fotografía, estudió música hasta los 20 años y una vez que se graduó como bachiller, se paseaba entre la ingeniería civil y la arquitectura. Las cámaras nunca llamaron su atención, pero al ganar una beca en la Universidad Rafael Belloso Chacín decidió aventurarse en la comunicación social.

¿Eres el único fotógrafo de tu familia?
Sí. Yo siempre quise ser topógrafo, porque veía a mi papá trabajando en eso. Pero estudié comunicación social y la fotografía me descubrió a mí, yo no había descubierto qué era lo que quería hasta que tuve una cámara en la mano.

En el sexto trimestre de la carrera comenzó sus pasantías en el Dario La Verdad, donde cubrió la fuente de deportes. “Un fotógrafo me decía que para trabajar en eso debía conocer el deporte porque había que predecir la jugada, afortunadamente desde pequeño me apasionó el fútbol”.

Pero aunque se esforzaba no sentía el feedback de los lectores. “Sentía que mi trabajo no era reconocido, más allá del reconocimiento que me daban dentro de la sala de redacción, no es lo mismo cuando una persona te llama. Así que comencé haciendo sociales, me atrapó muchísimo, el hecho de que me llamaran o de que lloraran conmigo porque el trabajo les gustó. Desde ahí comencé a hacer bodas”.

¿De quién aprendiste?
Del ensayo y error, no estudié fotografía, hice muchos talleres. Varias personas me dieron la oportunidad, pero no me enseñaron. Estudiaba mucho por internet, la mejor manera de aprender fotografía es haciéndola, eso me lo enseñó Reinaldo de Santiago, quien me dio la primera oportunidad en el Diario La Verdad. Recuerdo que veía fotos de agencia, llegaba siempre media hora antes al trabajo para ver fotos.

Bohórquez hace cientos de bodas al año, a diario asume un reto y es hacer que cada fotografía sea diferente aun y cuando estas sean en el mismo lugar. Cada una es única y los resultados son fantásticos.

¿Cómo logras reinvertarte?
Hay un secreto que aprendí y trato de cumplirlo y es que cuando hago una buena foto no la repito nunca, esa es la clave. Si me gustó mucho y llego a repetirla, no la publico. Es lo que siempre le recomiendo a los fotógrafos nuevos: cuando hagas una buena foto, bórrala, no la vuelvas a hacer porque es la única manera de conseguir buenos resultados.

En tus redes sociales las novias agradecen tu trabajo y lo a gusto que se sintieron durante la sesión. ¿Cómo logras romper el hielo?
Para hacerle fotos a alguien tengo que conocerlo, conocer a los novios antes es fundamental. Pienso que la actitud con la que trabajo es importante porque lo menos que quiere una novia el día de su boda es a un fotógrafo estresado, inexperto o irresponsable. Ahí la que va a estar estresada es ella y es el fotógrafo quien tiene que crear un ambiente de tranquilidad y seguridad. No lo hice desde el primer día, esto me lo ha enseñado la experiencia.

¿Qué es lo más curioso que te han escrito tus seguidoras en las redes sociales?
Tengo ya fotógrafo pero no tengo al novio”. En una oportunidad una cliente me escribió para decirme que se casaba el próximo año, luego me preguntó que cómo sería para mí una boda perfecta, que con cuántas personas, que a qué grupos llevaría y que cómo me vestiría. Yo le dije que su novio debía intervenir y que la opinión de él era importante y terminó diciéndome: es que yo quiero que tú seas el novio.

¿Cómo te preparas para un día de boda?
Descanso muchísimo porque es un día muy largo. Preparo todos mis equipos antes de salir, me aseguro de tener todas las memorias.

Además de la cámara ¿qué otras cosas llevas contigo al momento de hacer una sesión de fotos?
No sé si materialmente llevo algo, pero invoco a Dios. Cuando comienzo a hacer el trabajo y todo comienza a salir bien lo primero que hago es agradecerle. Siempre llevo un buen traje, me gusta vestirme muy bien. A partir de la semana pasada mandé a bordar en la correa de mi cámara una imagen de Cristo para que me acompañe toda la vida.

¿Hay mucho que mostrar de Donald Bohórquez después de una década?
Sí, porque ahora el compromiso es mayor, siento la necesidad de mostrar cosas nuevas. Siento que hacer todo esto que estoy haciendo es nacer de nuevo.

Eres un emprendedor por naturaleza, pero ¿por qué ahora tu interés de fundar una academia para nuevos talentos?
Siempre me escriben muchos fotógrafos diciéndome que quieren trabajar conmigo, así que poco a poco los he ido llamando. A veces me ha tocado dejar por fuera a personas que yo sé que tienen talento porque mi equipo ya está conformado. También porque todos mis clientes, después de que trabajo para ellos, me dicen que sus hijos quieren aprender fotografía. No he tenido el tiempo para dictar talleres pero ahora con este rediseño quiero que esta marca pueda formar a nuevos fotógrafos bajo mi criterio. Quiero que esta academia sea muy práctica porque yo aprendí de esa manera. Esta academia estará avalada por la Universidad del Zulia.

¿Qué te llevas a la cama cada vez que vas a dormir?
Mi teléfono, también trato siempre de hacer una oración para dar gracias a Dios y me ha funcionado. Nunca había estado tan agradecido con la vida como desde hace cinco años.

¿Cuál es tu peor manía?
Ser despistado, tranquilo y súper relajado. El mundo se cae y no me doy cuenta.

¿Cómo es tu oficina?
Mi oficina es como yo, pero aún no es como yo quiero llegar a ser. Quiero que siempre suene música porque soy músico, que pueda oler bien, que todo sea blanco, cómodo y que cualquiera que entre se quiera quedar.

Has visitado lugares inhóspitos, como fotógrafo te involucras desde la planificación de la boda y muchas veces permaneces con los novios hasta 24 horas después del enlace nupcial. ¿Sueña Donald Bohórquez con ese momento?
Claro, en cada boda a la que voy me dan ganas de casarme, pero no he encontrado a la mujer que quiera casarse todos los sábados. La celebración es nostálgica, porque cada vez que voy me acerco más emocionalmente a ese momento. Creo mucho en la familia, pienso que si no está bendecida por Dios tal vez no sea una familia ideal, más allá de que cualquiera pueda tener una creencia distinta a la mía.

¿Se queda Donald en Venezuela?
Todo el mundo me pregunta que por qué no me voy o que cuándo me voy. El martes 10 de noviembre, durante mi evento, una de las cosas que voy a informar es que me voy a quedar en Venezuela, que es una bendición tener la oportunidad de poder trabajar fuera y regresar a tu país. Para mí estos momentos han sido de oportunidades. Me quedo porque aquí crecí y porque aquí tengo a mi familia. Quiero que mis hijos crezcan donde yo crecí.

Para Donald el secreto de su éxito es conocer lo que hace para entonces poder hacerlo bien.

“No sé si esta carrera tenga un final”…

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LUQUE ,Odailys