QUINTERO,Ricardo

La Habana es el hogar de Eva, una joven cuyo día a día transcurre en un taller de costura sin mayores sobresaltos, sueña con convertirse en una exitosa diseñadora de modas y se debate entre dos amores: su novio de toda la vida y un exiliado cubano que está de paso por la isla. Habana Eva es el nombre de este largometraje por el que Prakriti Maduro asumió el reto de adoptar un perfecto acento habanero y valorar la experiencia de vivir en Cuba. Caraqueña, egresada de la Ucab como Comunicadora Social, perfeccionó su amor por la actuación y el cine en The Lee Strasberg Theatre & Film Institute de Los Ángeles. A partir del cuarto grado de bachillerato hacer de mimo, teatro, escribir y dirigir ya se encontraban entre sus actividades extracurriculares. Su talento atrajo al grupo profesional de teatro Skena, comerciales y apariciones en televisión, y sin darse cuenta la actuación ya era su vida. “Lo más valioso de esta profesión es que mi mundo personal se recicla y se convierte en potencial. Las alegrías, tristezas, miedos, inseguridades y todo aquello que me distancia del control, que me hace débil o sensible como persona, me hace fuerte como actriz. La actuación es un oficio donde no dejas nada de lo que eres detrás de la puerta”.

“Pra”, como le llaman sus allegados, adjudica a la Ley de Atracción su éxito. Para ella los mejores reconocimientos vienen en forma de aplausos sinceros, carcajadas, abrazos y mensajes de felicitaciones. Admira a actrices como Meryl Streep y Kate Winslet, a directores como Michel Gondry y Tim Burton, y a compatriotas como Luigi Sciamanna y Marcel Rasquin. Sin embargo, más allá de una camaleónica actriz, es una prometedora directora y escritora, cuyo talento se muestra en su primer corto I Wanna Shine: “Es mi primer corto formal que me atreví a mostrar públicamente y por él las ganas de estar de vuelta en un set asumiendo la dirección ya están despiertas e inquietas. Es mi forma de comunicar que hay miles de historias que quiero contar, no sólo desde la interpretación”. Su participación tanto detrás de cámara como delante de ella la convierten en activo miembro del cine venezolano, un ente al que considera debe ser escuchado: “Es una voz que se está expresando y está aprendiendo a usar sus músculos, que habían estado entumecidos, para estirarse y trotar a todas sus anchas. Me considero parte de esta nueva generación y eso se siente bien porque el cine venezolano lo están disfrutando, no sólo aquí, sino a cuanto festival visita”. A.B.

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