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Las calles de Venezuela se han convertido en una zona de guerra que no ha dado tregua a “tropas” de oposición ni tanquetas de la Guardia Nacional. Al menos así lo retratan los fotógrafos que buscan romper la censura de los medios a través de las redes sociales e impresos.
Armados con un cámara profesional, un teléfono móvil y máscaras antigases, los profesionales del lente captan momentos que sin duda se convertirán en íconos de esta era en la historia venezolana.
Issac Paniza es uno de estos “ojos” en la escena. Desde que comenzó el llamado a protestas por parte de la oposición en contra del Gobierno, ha captado el sentimiento de la calle sorteando lacrimógenas, molotov y perdigones.
“Tener que ver cómo a ese muchacho le colgaba la piel por quemaduras de tercer grado, como la llanta de una tanqueta le pasó prácticamente por la cabeza a otro, eso te mantiene sensible”, comentó en entrevista a CNN en Español. Ambos acontecimientos ocurrieron el pasado miércoles en Caracas.
Paniza grabó un video que dio la vuelta al mundo luego de ser difundido por él mismo en sus redes sociales. En este, drenó su indignación. “Necesité desahogarme con la sociedad para poder seguir retratando lo que estaba pasando en el país”.
Sin duda su trabajo cada vez se vuelve más cuesta arriba, aunado a la ausencia de difusión en medios tradicionales. “Es una responsabilidad que cae en nuestros hombros porque los venezolanos están ávidos de información, dependen de nuestra información y eso se convierte en más presión”.
Descartó que las fotografías que se han dado a conocer ampliamente en las redes sociales sobre las protestas y la represión, muestren el 100% de lo que ocurre, pues a su juicio una imagen -aunque valga más que mil palabras- no muestra el amenazante sonido de las tanquetas, el calor de las llamas o la detonación de perdigones.
“Somos fotógrafos y no contamos con la total cobertura de lo que está pasando”, refirió Paniza sobre la cantidad de valientes con cámaras que día a día se suman a esta labor y a los seguidores que buscan en ellos la información.
Como ser humano, es inevitable que las imágenes que recogen de cada trinchera esté cargada de emociones e intenciones. Sin embargo, aseguró que la finalidad es ser apoyo para los venezolanos en estos momentos.
“Como Cristiano y fiel creyente de las escrituras, siento que esto es como la pelea entre David y Goliat. Dios siempre se ha encargado de colocar por encima al débil para enaltecer la humildad y castigar al soberbio. Así veo la situación del país”.
En el mismo campo de guerra se encuentra Horacio Siciliano, cuya cámara no le teme a la sangre ni a los uniformes. En sus fotografías puede verse que ninguno de los bandos cede en sus argumentos.
Sicialiano fue el autor de un momento que pone en una imagen la gallardía de las venezolanas: una señora detiene una tanqueta con su valentía.
Acreditado por una agencia internacional, el fotógrafo Juan Barreto, hace una valiente corresponsalía en su país natal. Sus ojos vieron arder al joven Victor Salazar tras explotar el tanque de una moto durante una protesta en Caracas. La destreza que tuvo ante esta difícil situación, movió las emociones y sensaciones de millones de personas.
El venezolano Donaldo Barros, reconocido comunicador social, fotógrafo y ciudadano, también salió a las calles armado con su cámara y sus ganas de mostrar lo que pasa. Estar en el lugar y momento correcto, lo llevó a vivir un momento único en la historia venezolana. Hans Wuerich se desnudó y caminó por la avenida Francisco Fajardo de Caracas con una Biblia en la mano para enfrentar a la Guardia Nacional y Barros estuvo ahí, capturó su frustración y la puso ante nuestros ojos.