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Cesar Perozo Wong, la nobleza de salvar vidas

Cesar Perozo Wong, la nobleza de salvar vidas

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Cesar Perozo Wong, la nobleza de salvar vidas

Perfiles

1 mayo, 2010

DONDYK+RIGA

Ante sus ojos no hay razón social. A su consultorio asiste desde el reconocido político y alto empresario hasta el más humilde obrero y ama de casa. Jovial, afable y deportista son cualidades que no ha perdido desde sus años de bachiller en el colegio Bellas Artes. José Perozo Wong es un cardiólogo que salva vidas y que sin proponérselo se gana los corazones de quienes lo conocen. Su mayor tesoro es su familia y sus ídolos son sus padres. Desde pequeño sabía que además de jugar fútbol, ayudar a los demás era otra manera de sentirse satisfecho. Creció queriendo ser veterinario hasta que la Prueba de Aptitud Académica le motivó a ir más allá. “Mi objetivo siempre estuvo orientado a la Medicina. Si tuviese que comenzar de nuevo, volvería a escoger Medicina y tratar corazones todos los días. En la vida llega un momento en que sientes una responsabilidad social, de que estás aquí con una función y un objetivo. Toda mi vida la he sentido llena de retos y llegar al lugar donde me formé como cardiólogo ya de por sí fue una fantasía”. El lugar al que se refiere es el Instituto Dante Pazzanese en Sao Paulo, lo que lo obligó a vivir en Brasil por siete años. De allí egresó con las especialidades de Cardiólogo Clínico e Intervencionista y con la innovación como norte. “Regresé a Maracaibo con el sueño de traer lo aprendido y ser diferente en lo que se refiere al tratamiento cardiovascular en Venezuela. Siempre pensando en no ser un cardiólogo más”. A sus treinta y seis años ha logrado lo que pocos al crear la Unidad de Cardiología Intervencionista en el Centro Clínico La Sagrada Familia, en una época en la que Maracaibo oeste era muy poco atendida. Hoy en día es el centro de referencia occidental en enfermedades cardiovasculares y su equipo es el que ha tratado más casos de lesiones del tronco coronario izquierdo con mallas stents en toda Latinoamérica. “Estos logros no son míos, son de los pacientes que pudieron curarse. Muchos de ellos son ahora amigos que hacen su vida normal y todos los días me lo hacen saber. En todos estos años he asumido la salud de mis pacientes como si fuera la de mi familia. Mi legado son las vidas que he podido dejar y los pacientes que pude sanar”. Entre tantos logros aún hay uno pendiente: una fundación que trate al primer enemigo del mundo, las enfermedades coronarias, donde la gente de escasos recursos pueda contar con su ayuda. Es un sueño que ya está dejando de ser sueño. Sin ningún interés lucrativo, tal y como ha sido toda su carrera. A.B.

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