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Desde muy temprana edad, Darío Vera y Manuel Morales  comenzaron a prepararse sobre el generoso césped de un campo de fútbol, el mismo que ha recibido a varias generaciones del colegio Marista para disputar juegos intercolegiales y ganar trofeos, ante la mirada atenta de los sonrientes y orgullosos familiares en las gradas. Ambos forman parte de una tradición de los hermanos Maristas: el amor al fútbol. Desde pequeños se conocen y desde cuarto grado comparten, además de la afición al fútbol, una hermandad sólo posible entre los defensas centrales y los porteros de un equipo. Toda la vida han jugado juntos, Darío resguardando la portería y Manuel defendiendo a su equipo de los ataques del contrario: “Del fútbol lo que nos gusta es que hay que entregarse siempre, hay que ser muy dedicado para practicar este deporte, pero eso no es impedimento para llegar a ser profesionales”. Aunque empezó como un hobby, con el tiempo se han dado cuenta de que consagrarse en este competitivo deporte es un sueño realizable. Su talento los llevó a las filas de las categorías menores del Zulia FC, pero si tuvieran que jugar para un equipo, no dudan en responder que sería para defender los colores de la Vinotinto. A un paso de graduarse de bachilleres, están seguros de que su futuro es igual a su pasado: impregnado de fútbol. A.B.

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