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Entre Caracas y París, Anabelí Vera fue una forastera durante 15 años de su vida, pero su rostro no se ilumina con los recuerdos del Museo del Louvre y de sus años en la Universidad Central de Venezuela (UCV) como cuando habla del Maczul y su natal Maracaibo.
Anabelí asegura que el arte es fundamental para el ser humano y que «la mirada del artista te hace aprender, reflexionar y abrir tu mundo a la sensibilidad y a otras cosas que quizás como simples mortales no somos capaces de ver». Aunque no se considera una artista, su modo de expresarse demuestra que siempre ha tenido la certeza de que su vida estaría dedicada al mundo del arte.
Uno de sus primeros trabajos fue en el taller del maestro Jesús Soto, mientras culminaba sus estudios de Arquitectura en la UCV y en paralelo a su carrera como investigadora, que inició en la Secretaría de Cultura junto a Lía Bermúdez. A sus 20 años, realizó su primer trabajo como museógrafa que, como dato curioso, fue también la primera exposición individual del artista Oscar D’Empaire.
Se dejó cautivar por esta rama del arte en el mejor lugar del mundo para enamorarse: París. Cursó la maestría en Museología en la Escuela del Louvre, pero en su travesía por Francia obtuvo un doctorado en Historia del Arte Moderno y Contemporáneo en La Sorbona y ganó, entre 100 participantes, una beca del Gobierno francés para formarse como conservadora de patrimonio en la Escuela Nacional. Después de seis años en Francia se dio cuenta de que, si pasaba allá un año más, dejaba su corazón en París de por vida.
Volvió a Maracaibo después de 15 años fuera y se dedicó de lleno a aplicar en exposiciones, investigaciones, curadurías y proyectos museológicos todo el conocimiento que obtuvo en la Ciudad de la Luz. En la Facultad de Arquitectura y Diseño de La Universidad del Zulia, donde comenzó su formación como arquitecto, añadió a su currículo el título de profesora, que permanece vigente después de 18 años.
Una nueva era para el Maczul
El Museo de Arte Contemporáneo del Zulia une dos de sus pasiones: el arte y el patrimonio regional. El destino se encargaría de ponerla al mando de la institución y a pesar de que apenas ha llevado la batuta durante dos meses, lo siente suyo desde el principio porque, en sus palabras: «El Maczul y todos nuestros museos son patrimonio de los zulianos y de toda Venezuela y todos deberíamos sentirnos dueños y propietarios de nuestro patrimonio».
Asume esta nueva etapa de su vida como una gran responsabilidad en la que debe continuar la labor de Lourdes Peñaranda, anterior presidenta del museo. «Por casi 20 años el Maczul ha estado abierto a exposiciones, conferencias y encuentros y ahora yo soy parte de esta historia».
Durante su gestión, Anabelí pretende terminar de definir el perfil del Maczul como museo de arte contemporáneo en lugar de centro cultural a través de pequeños cambios como la conservación de una colección permanente. Busca enfocarse en la parte educativa y cultural para llevar el arte a todas las comunidades y escuelas, recuperar las áreas externas e internas del museo y mejorar las condiciones de los empleados.
Estas metas, además de mantener una programación acorde al perfil de la institución y donde tengan cabida todos los artistas contemporáneos actuales, son la prioridad de la museóloga. Se reforzó la seguridad en el Maczul y, a pesar de los altibajos, se mantiene en pie en su vigésimo aniversario como uno de los museos más importantes del país -reconocido nacional e internacionalmente por su importancia cultural-, completamente gratuito para el público y atendido por un equipo que vive por y para la preservación de nuestro patrimonio. Por estas razones, su presidenta y la comunidad reconocen como cierto su eslogan: «El museo siempre es un buen plan».