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http://www.tendencia.com/2016/el-betchuanas-el-escalofriante-caso-del-humano-disecado-exhibido-por-mas-de-un-siglo/
La historia detrás del cuerpo de un hombre conocido como “El negro” es tan asombrosa como espeluznante, debido a que muestra los maltratos a los que eran sometidas personas de diversas etnias hace más de 200 años a causa del racismo.
Jules Verreux, comerciante francés quien a mediados del siglo 19 se dedicaba a distribuir especímenes naturales, presenció en una de sus venturas el funeral de un guerrero setsuana cerca de la Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Fue tal el impacto que le causó el difunto, que al finalizar el servicio secretamente sustrajo parte de sus restos con el propósito de disecarlo. Dio forma al cuerpo usando alambres de metal, rellenó su piel con algodón y una vez disecado lo llevó a Paris, para exhibirlo en la galería Rue Saint-Fiacre.
Medio siglo después, el cuerpo del guerrero apareció en España para la exposición universal de Barcelona en 1888, promocionándolo como El Betchuanas por el veterinario Francisco Darder -mote derivado del nombre Botswana-, presentándolo además junto a una ilustración en la que se le veía ataviado con rafia, escudo y taparabo, a manera descriptiva.
Los prejuicios raciales hicieron que El Betchuanas no fuera visto como un ser humano, siendo exhibido por años en la sección de mamíferos del Museo Darder. Curadores católicos pintaron su piel con barniz y el tapa rabo fue reemplazado con una tela color naranja menos reveladora. Ignorando su origen, la gente que lo veía optó por llamarle “El Negro”. Tras años así, no fue sino hasta que Alfono Arcelin, doctor español de origen haitiano, sugirió retirarlo del museo. Adicionalmente surgieron presiones internacionales para su remoción del centro cultural, las cuales se intensificaron por motivo de los Juegos Olímpicos que se realizarían en 1992.
Tras años de insistencia, finalmente fue en el año 2000 que el cuerpo regresó a su casa, donde fue recibido con honores y posteriormente enterrado. La ceremonia fue tomada como un acto de perdón y reconocimiento de los actos racistas propinados contra el pueblo africano durante siglos por parte de algunos sectores de la sociedad europea.
(Fuente: BBC, El Espectador)