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Vivir, enfocar y capturar. Eso fue lo que inspiró a Cassandra Stuyt a tomar una cámara fotográfica y comenzar a convertir en imágenes cada instante a su alrededor para atesorarlo visualmente como memoria.
Esta joven venezolana, egresada en 2013 como comunicadora social mención audiovisual de la Universidad Rafael Belloso Chacín (Maracaibo, Venezuela), consiguió en la fotografía la profesión en la cual proyectar su visión artística e irreverente mediante historias captadas por un lente.
Stuyt, quien reside en Barcelona (España) desde 2014, encontró en el viejo continente el impulso para arrancar una carrera en la fotografía de moda, ámbito en el que aspira en un futuro contar con su propia academia de producción y modelaje.
Desde allí logró conocer en profundidad la disparidad que existe en cada país sobre el concepto de belleza, algo que en Venezuela –a su juicio- se basa en adornar a la mujer, alejándose de la esencia natural. Y precisamente fue ese estilo natural el que terminó por adoptar detrás y delante de la cámara.
¿A que edad nació tu interés por la fotografía y a qué se lo atribuyes?
Mi interés nace desde muy joven, diría 11 o 12 años y se lo atribuyo a que recuerdo que estaba obsesionada con la idea de querer capturar cualquier momento ya sea en foto o video porque me aterraba la idea de hacerme mayor y olvidarme de momentos o cosas que vivía día a día. Como mi objetivo de entretener a los demás siempre lo tuve clarísimo desde niña -pues no me cohibí de hacer fotos a pesar de no tener mi propia cámara profesional o una que no fuese desechable (yo era de la generación que gastaba su dinero en cámaras desechables)-, un día empecé retratando a mis mascotas, mi mejor amiga, mi casa y por supuesto, a Maracaibo. Más adelante por casualidades de la vida recibí de regalo una cámara de rollo y allí es cuando comencé por tomármelo en serio, dejando las desechables por montón de rollos a color. Luego llegó la era digital y ya hoy por hoy es otro cuento. Quien me conoce sabe que siempre he tenido una cámara encima documentando todo.
¿Qué elementos resaltan dentro de tu discurso fotográfico?
Sin duda alguna el contraste, la saturación, la belleza femenina, el detalle y la irreverencia.
¿En que instituciones te has preparado profesionalmente y qué te ha dejado cada una de ellas?
Estudié comunicación social audiovisual en la Universidad Rafael Belloso Chacín (2013), luego me mudé a Barcelona y me profesionalicé en Fotografía de Moda y Publicidad (2014), Retoque y Postproducción 3D (2015) y por último Dirección de Arte (2016) en la escuela IDEP Barcelona. Cuando estuve en URBE me entregué total a la producción, era mi pasión, primero en el campo general y luego la ejecutiva, era la única en mi grupo de estudio que le apasionaba eso ya que nadie se atrevía a organizar y planificar tantas cosas al mismo tiempo. En IDEP, que fue como mi segunda casa, estaba haciendo lo que más me entretenía, fotos, pero esta vez de manera más profesional y aprendiendo la diferencia entre un «grupo» y un «equipo» de trabajo.
Actualmente resides en Barcelona, ciudad en la que te has afianzado y desde la que estás mostrando tu trabajo. ¿Qué te trajo hasta este lugar?
Su manera en la que dejó que mi personalidad encontrara su lugar. Su arte, su pasión por vivir, su aire, su juventud eterna, sus colores, su multicultura y por ser ese lugar donde descubrí a los 18 años que quería ser fotógrafa.
¿Cuáles son los retos que enfrentas desde el momento de la conceptualización de un nuevo editorial fotográfico y cómo los afrontas?
Creo que el reto más grande es informarse para crear un concepto. Conozco de muchos (y en mi caso también lo fue) que hacen producciones fotográficas con las tendencias de hoy en día por el simple hecho de hacer lo que «está de moda» pero realmente no hablan de nada, es una foto buena técnicamente pero no te cuenta ninguna historia. Elaborar un concepto creativo se vale de que el director de la obra se informe al máximo del tema y ya con eso nace la creatividad, la exploración y explotación del mismo. Contar una historia es la clave en una editorial fotográfica siempre.
¿Algún artista o referencia que te inspire en tu trabajo?
Helmut Newton, Terry Richardson, Miles Aldridge y por supuesto, Richard Avedon.
¿Eres versátil respecto a las temáticas a desarrollar o tienes alguna tendencia en particular?
Todo me es más fácil o más divertido cuando cuento con un gran equipo de trabajo. Verás, lo que aprendí en los tres años en la IDEP Barcelona es que todo buen trabajo tiene su fruto gracias a la participación y formación de un buen equipo. No es que no me veo trabajando sola o haciéndolo todo por mi cuenta; hay cosas como el retoque o la producción que las llevo por mi cuenta además de la fotografía, pero las figuras de un buen director de arte, un estilista, maquillador, peluquero, modelo, agencia y diseñador gráfico son pilares para lograrlo todo con excelencia, no solo en el ámbito fotográfico sino en el audiovisual en general.
¿En que basas tus procesos creativos?
En el descarte de ideas. Normalmente cuando me planteo o nos planteamos (mi equipo y yo) un proyecto empezamos por buscar varias inspiraciones o referencias y de allí las ponemos sobre la mesa y vamos descartando poco a poco hasta llegar al objetivo principal. Una vez teniendo la idea parte lo que es el desarrollo del briefing, moodboard, locación, propuesta de maquillaje y peinado, casting, equipo, etc.
Vemos que eres muy amplia en materia de ideas, creatividad y conceptos. Mantienes la atención del espectador tanto en las imágenes en grises o en las que protagoniza una explosión de color. ¿Cómo ha sido el feedback respecto a tu trabajo?
Al principio fue difícil, recuerdo que en la escuela me decían la señora de la saturación y yo me lo tomé como algo negativo, pero luego con el pasar del tiempo entendí que esa saturación o ese «defecto» era o es mi camino hacía el éxito y la cual -hoy por hoy- describe mi trabajo audiovisual por completo y esto lo sabes cuando veo a cualquiera fuera de mi ámbito profesional que ve una de mis fotos y dice «esta foto es de Cassandra» y ya allí entiendes que has marcado una línea.
Hoy en día existen muchos programas que ayudan a perfeccionar la imagen, herramientas que en contraposición restan ese carácter natural que cautiva al ojo y se estampa en la memoria. ¿Cómo crees que puede incentivarse a que los artistas regresen a buscar la imagen en su expresión más pura?
Pues conociendo de otros mercados, investigar, observar y saber apreciar la diferencia de las industrias de la moda y la publicidad alrededor del mundo. Por ejemplo, yo venía de Venezuela, donde el eje de la mujer y la moda está en la superproducción de la estética como lo es el maquillaje, la piel, la altura, el peso, el cabello, la sonrisa y todo que describa a la mujer perfecta… cuando llegué a Barcelona y empiezo por trabajar con la agencia internacional de modelos View Management, me impresionó que aquí en Europa lo que vende y lo que realmente llama la atención es la mujer poco producida, natural y sin ninguna presión de alguna cirugía estética. A partir de allí empecé por apreciar la belleza natural, tanto fue que hasta lo apliqué en mi. Comencé por preocuparme más por la preproducción y producción que dejarlo todo a manos del Photoshop u otras herramientas. Claro está que cuando hay un cliente de por medio toca hacer lo que se exige en el retoque pero siempre buscando la naturalidad dentro de ello.
¿Qué proyectos tienes a futuro y como quieres que el público disfrute tu trabajo?
Muchos, entre los que incluye retomar el video y hacer una buena estrategia de marketing para hacer una cartera de clientes ahora a nivel internacional. Pero muy a futuro no descarto la idea de formar mi propia academia de fotografía, producción y modelaje para los campos de Moda y Publicidad. Creo que enseñar, incentivar o inspirar al que se identifique conmigo y con mi trabajo se me da bien y podría ser una salida a que todos realmente conozcan mi trabajo y se entretengan en el proceso.
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