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Eduardo Rosales, pintura de alto vuelo

Eduardo Rosales, pintura de alto vuelo

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Eduardo Rosales, pintura de alto vuelo

Perfiles

1 octubre, 2008

DONDYK+RIGA

Paisajes irreales teñidos de un sombrío azul intenso de fondo y aves que cobran vida en figuras geométricas y colores encendidos son la marca de autor de Eduardo Rosales Soto, un pintor del “día a día” como le gusta describirse: “No me hice pintor porque era un prodigio, sino por la necesidad de expresarme. Después de treinta y cinco años pintando, todavía a estas alturas procuro aprender y corregir”. Nació en Barranquilla pero fue adoptado como noble representante del arte zuliano, tras llegar a Maracaibo con dieciséis años de edad y la firme intención de graduarse de Bellas Artes en la Escuela “Neptalí Rincón”. Años después cursó como becario un postgrado sobre Gerencia de Museos de Arte, lo que le ayudaría a desarrollar proyectos culturales para el estado: “Tuve suerte de estudiar, dirigir galerías y hasta colaborar con la cultura del Zulia. Sin embargo, creo que el logro más importante que he tenido es mantener a la familia unida en este aprendizaje por el arte”. Con su esposa Iris y su hija Hony conforma un equipo de trabajo que le apoya en cada exposición que presenta y en cada viaje que su agenda le exige: “Son tantas cosas que he vivido aquí y que he recibido de este país, que me considero maracucho. Esta tierra me ha dado demasiado y he querido devolvérselo con granitos de arena para levantar el estima del artista zuliano”. Su legado es un arte sin pretensiones, donde el color, las formas, el significado y la simbología inspiran sorpresas agradables en quienes lo presencian, y más aun si es visto por una variedad de personas, como sucede con su exposición en el Aeropuerto de Maracaibo: “No soy un artista que firma sus cuadros de forma muy visible, de hecho hasta lo escondo a veces, porque siempre he querido que mi firma sea la pintura y los elementos en ella. En el aeropuerto hay infinidad de gente y me satisface escuchar lo que los niños dicen de mi obra, pero me llena aun más cuando las personas han estado a mi lado observando mi trabajo y han dicho: “Éste es un Rosales” y luego pasarme por un lado sin reconocerme. Que mi obra hable por sí sola es increíble”. A.B.