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Boy Scouts de San Sebastián, espíritu altruista con un siglo de historia

Boy Scouts de San Sebastián, espíritu altruista con un siglo de historia

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Boy Scouts de San Sebastián, espíritu altruista con un siglo de historia

Perfiles

1 marzo, 2008

DONDYK+RIGA

En un mundo tan acelerado como el de hoy, cuesta creer que aún existen espacios donde jóvenes y adultos conservan su espíritu infantil de abandonarse al placer de la aventura. Es un lugar común donde la tecnología no sirve de nada y los conocimientos prácticos y aptitudes de cada quien son los que pueden ayudar a salir adelante en cualquier circunstancia. Desde hace noventa y cinco años el grupo de boy scouts San Sebastián es fiel a esa filosofía alegre, luego que un curioso y altruista joven descubriera el mundo del escultismo en uno de sus viajes. A Maracaibo llegaría Ramón Ocando Pérez de una emocionante aventura a la isla de Curazao con un libro dentro de su equipaje que marcaría el inicio de este grupo: el texto escultista por excelencia Handbook for Boys, escrito por el fundador de los scouts en el ámbito mundial, el inglés Baden Powell.

El manuscrito despertó tal interés en el joven que se dio la tarea de vender la idea y conformar su primera tropa, San Sebastián, que se identificaba con el verde en su pañoleta en honor a la esperanza y la naturaleza, la misma que el scout debe amar y proteger. Hoy, el grupo está bajo la dirección de Martín Escalona, un caraqueño de cincuenta años adoptado por el calor marabino. Su título en Filosofía nunca lo alejó del escultismo. Desde hace diez años cuida y dirige a los integrantes de San Sebastián con una sola meta en mente: formar hombres y mujeres que no teman relacionarse con su comunidad, su entorno familiar, universitario y con un respeto especial hacia el medioambiente. En resumen, entes activos de la sociedad con plena conciencia de sus valores. Contrario a lo que la ignorancia supone, los scouts no se limitan a aprender técnicas de campismo y nudos. Fortalecer el cuerpo, orientar el carácter, despertar la solidaridad son valores que en cada sesión aprenden las tres unidades que lo conforman: manadas, tropas y clan.

Desde pequeños el escultismo pone a prueba la imaginación de cada uno hasta transformar sus actividades en iniciativas aventureras con el medioambiente. Martín ahora entiende lo que sus profesores sentían al enseñarle, pues lo vive por experiencia propia: “No hay mayor satisfacción que ser testigo y guía del crecimiento de una persona completa en valores”. Todos los sábados concentra a sus tropas desde temprano para cumplir con la filosofía de vida que nació de un joven de apenas trece años, pero con una visión envidiable de la sociedad: “El escultismo se erige en el más digno templo para el Honor y el Deber». Ramón Ocando Pérez. – A.B.