7 agosto, 2023
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Cada noviembre, la avenida Bella Vista de Maracaibo se transforma en un resplandeciente corredor de luz, música y encuentro familiar. Lo que comenzó hace más de dos décadas como una iniciativa municipal, impulsada por el entonces alcalde, se ha convertido en una de las manifestaciones más queridas del espíritu navideño zuliano.
El Encendido de Bella Vista no solo marca el inicio de las festividades decembrinas, también reafirma la identidad cultural y el sentido de comunidad de los marabinos, quienes se dan cita para celebrar entre luces, gaitas y colorido.
Su origen se remonta a finales de los años noventa, cuando la ciudad buscaba renovar el entusiasmo ciudadano y llenar de vida sus calles durante la temporada navideña. La propuesta consistió en decorar la emblemática avenida con figuras luminosas, árboles y motivos alusivos a la Navidad, invitando a las familias a recorrerla y disfrutar del espectáculo. Con el paso del tiempo, esta tradición trascendió lo meramente decorativo para convertirse en un símbolo de esperanza y unión, especialmente tras su reactivación luego de años marcados por la crisis y el silencio urbano.
Uno de los episodios más recordados en la historia del Encendido fue la llamada ‘Guerra de los Bombillitos’, ocurrida en noviembre de 2003. En aquel entonces, la rivalidad política entre el gobernador Manuel Rosales y el alcalde Giancarlo Di Martino se trasladó a la avenida Bella Vista, cuando ambos decidieron iluminar distintos tramos con sus propias decoraciones. Lo que pudo haber sido un enfrentamiento político terminó convirtiéndose en un espectáculo sin precedentes: las luces, el arte y la participación de empresas privadas hicieron brillar a Maracaibo como nunca, consolidando la tradición como un ícono nacional.
Hoy, el Encendido de Bella Vista continúa siendo un evento de profundo valor simbólico. Más allá de la electricidad y el color, representa la resiliencia y el calor humano del zuliano, capaz de transformar cualquier adversidad en celebración. Familias enteras recorren la avenida, se detienen a escuchar gaitas, aplauden los espectáculos y disfrutan del reencuentro con una tradición que sigue iluminando el corazón de Maracaibo.
