7 agosto, 2023
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Con tan solo 18 años, el chef venezolano Armando Mundaraín emprendió un viaje que le cambió la vida. Mudarse al otro lado del mundo, sin conocer el idioma, siendo un joven que como muchos, salió de su país con tan solo una maleta llena de grandes expectativas y sueños, hizo que él, no solo creciera como persona, sino que encontrara el verdadero rumbo de su vida: la cocina.
Armando Mundaraín con tan solo 27 años de edad se convirtió en el chef ganador del programa de cocina televisivo húngaro “A konyhafonok”, esto ha impulsado su carrera otorgándole un gran reconocimiento internacional. Con un plato lleno de recuerdos de su familia, y de sabores de su país natal, Armando conquistó los paladares húngaros con un asado negro. “Para mí el asado negro es familia, es casa, y yo decidí presentarlo porque quería dejar claro desde un principio cuáles son mis orígenes y cómo nos gusta a nosotros cocinar”.
Aunque su amor por la gastronomía siempre estuvo presente desde muy niño, no fue hasta que se mudó a Hungría que aprendió a cocinar de manera profesional. “Me enseñaron aquí en Hungría, apliqué para un restaurante de una estrella Michelin y ellos me aceptaron con la única condición de que yo tenía que enseñarles inglés a los cocineros y ellos a su vez me iban a enseñar a cocinar”.
Después de 9 años, Armando vive disfrutando de sus dos pasiones, la cocina y los idiomas. El joven originario de Guarenas-Guatire, además de ser hábil en la cocina, también es un fanático de los deportes y de los videojuegos, siendo este último la motivación que lo llevó a aprender empíricamente el idioma inglés. Ahora también maneja el húngaro, considerado como el quinto idioma más difícil del mundo.
Originario de Guarenas- Guatire, Armando define a Venezuela bajo el sabor de su dulce criollo favorito que nunca le faltó en las tardes de su infancia, la catalina. Los ingredientes que siempre pueden encontrar en su cocina es la paprikra muy usada en Hungría, junto al cilantro, perejil y romero fresco. Su mejor consejo para aquellos que quieran emprender en el arte culinario es tener mucha perseverancia, constancia, paciencia, amor por lo que se está haciendo y disciplina de repetirlo hasta que salga perfecto.
A pesar que aún no sabe con exactitud qué hará con los 35 mil dólares que ganó en el concurso, algo es seguro, seguirá participando y creando proyectos audiovisuales, siguiendo la vena artística familiar. Por ahora, tiene muchos proyectos en mente, como abrir un blog y un canal de Youtube en donde quiere enseñar a su público tanto venezolano como húngaro las maravillas de la cocina latinoamericana.
