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Después de soñar con ser bióloga marina y coquetear durante un par de años con el diseño de interiores, volvió a los brazos de su primer amor: la actuación. Cuando se había dado por vencida con el oficio que ejercía desde niña, recibió la oportunidad de su vida al ser elegida, por cosas del destino, como la encargada de personificar a Jenni Rivera en Mariposa de barrio, la telenovela de Telemundo basada en la autobiografía de la cantante. Samadhi interpreta a la «Mariposa» en su etapa de capullo, cuando ver el nombre de Jenni Rivera junto al apodo «La Diva de la banda» era solo un sueño de juventud.
Con la vivacidad y sencillez que la caracterizan, Samadhi nos habló sobre Mariposa de barrio, sus próximos proyectos y lo que extraña de México, el rincón del mundo en donde nació y creció.
¿Cómo fueron tus comienzos en el mundo de la actuación?
A los 12 años hice mi primera novela, que fue Patito Feo (Atrévete a soñar en México). Fue mi primera audición y lo último que creía era que iba a compartir escena con actores que seguía desde chiquita. Seguí haciendo novelas, programas y conducción. Recorrimos toda la república dando conciertos y ahí decidí, a los 19 años, salirme de la actuación. Creí que no era la carrera que yo quería porque sentía mucha competencia; sentía que tenías que ser amigo del productor y que necesitabas «palancas». Abandoné la tele durante dos años para estudiar Arquitectura de Diseño de Interiores.
Me llegó una audición de Telemundo para el papel de Chiquis en Mariposa de barrio, la serie de Jenni Rivera, pero decidí no hacerla porque pensé que no tenía el perfil de la cadena. Mi mánager insistió y cuando me animé a hacerlo -siendo muy honesta- no hice el mejor casting, porque estaba muy desanimada por la carrera. Envié mi audición con un video de celular grabado por mi mamá y ella recuerda muy bien que me decía: «Mándalo con ganas. Hazlo bien; tú nunca sabes». Y sí, vaya que uno nunca sabe.
Volví para el callback y me dijeron: «Ya no estás audicionando para Chiquis, la hija de Jenni, sino que estás audicionando por el protagónico». Me puse muy nerviosa, pero me tocó echarle más ganas. Audicioné y, una semana después, me confirmaron que quedé. Creo que ha sido una de las mejores noticias que me han dado en la vida.
Tu interpretación de Jenni en su juventud ha sido muy celebrada y al público le encantó tu papel. ¿Cómo fue meterte en la piel de La Diva?
Tuve que subir 18 kilos y desde ahí cambió al 100% la forma de verme. Me mudé durante un año a Miami, me cortaron el cabello muy cortito, me pusieron un tupé y mejoré mi inglés porque tenía un acento muy mexicano y Angélica Celaya, que la interpreta en su etapa adulta, habla el inglés como estadounidense.
He viajado a varios países últimamente en donde la gente me reconoce como «Mariposa». Optan por ver la serie en Netflix a pesar de todas las opciones que tienen y jamás me imaginé que llegaría a este nivel de éxito y reconocimiento. Tuvimos material para hacer buenas escenas y me ayudó mucho el compañerismo que tuve con los actores. Además, mi hermano hizo de Gustavo; era mi hermano en la vida real y mi hermano en la serie.
Jenni tuvo una vida difícil y te tocó interpretar esa parte crucial en la que se convirtió en mamá siendo adolescente y sufrió abuso por parte de su pareja. ¿Crees que te afectó de alguna manera realizar esas escenas tan emocionalmente fuertes?
Hablar con su familia me ayudó mucho a meterme en el papel y creo que me tocó interpretar sus años más fuertes. A veces veo los capítulos y pienso: «¿Cómo pudo llegar a salir de tanta cosa fea?».
Las escenas más difíciles fueron las del parto porque no tenía referencia alguna de cómo dar a luz. Me pasó algo súper chistoso: una vez en una escena me dijeron: «Bueno, acá se te rompe la fuente» y yo empecé a gritar ¡Ah! ¡Qué dolor! ¡Se me rompió la fuente! Me dicen: «¡Corten! Sama, cuando se te rompe la fuente no duele» y bueno, ese tipo de cosas me pasaban obviamente por falta de experiencia, pero siempre tenía a alguien que me asesorara. Tuve más de 16 cambios de hijos y todas las escenas de parto fueron con niños de menos de un mes a los que les ponían mermelada como si fuera sangre. Tener que agarrar un bebé lleno de mermelada, tan chiquito y además estar llorando y metida en el papel sí fue un poco complejo, pero aún así podría decir que ha sido uno de los mejores proyectos.
Ya que mencionas eso de los cambios y el ser mamá en cámara cuando nunca has tenido esa experiencia, cuéntanos sobre esos cambios físicos radicales, tanto para el papel de Jenni como para el papel de Mamba en Enemigo Íntimo.
Cuando me escogieron, sí me costó muchísimo olvidarme del gym y de la comida súper healthy. Tenía que ponerme súper juiciosa en subir de peso porque solo tenía cuatro meses. Todavía cuando llegué a Miami me dijeron que no podía empezar a grabar porque debía subir cuatro kilos más. ¡Yo no sabía ya ni qué comer! Cuando audicioné para Mamba dos meses después de haber terminado Jenni me dijeron: «Tienes un mes para bajar todo el peso que puedas.» y me raparon la mitad de la cabeza [risas]. Fue un año lleno de cambios, los dos personajes son completamente diferentes y era lo que quería que se lograra. Con Enemigo Íntimo la gente está conociendo la otra parte de Samadhi. Estoy feliz y triste porque recientemente acabó mi participación en la serie, pero son etapas y ciclos que se deben cerrar. Ahorita estoy viviendo en Bogotá para actuar en una serie de comedia, así que he tenido todo tipo de proyectos este año. Padre, ¿no?
Mamba es un papel completamente distinto, pero a fin de cuentas es una mujer fuerte al igual que Jenni y tú tiendes a interpretar a mujeres fuertes. ¿Crees que tenga algo que ver con tu forma de ser?
Estoy súper contenta con los papeles que últimamente me han llegado. Ha hecho que me acerque mucho a las mujeres y que las mujeres puedan creer en mí y en mi trabajo. La verdad es que han sido retos impresionantes, tener que dejar la vanidad a un lado y decir «OK, no me enfrento a verme bien, sino a meterme completamente en el papel.» y es así como lo hemos venido haciendo últimamente.
Eres mexicana y actualmente vives en Bogotá, Colombia. ¿Cómo ha sido ese proceso de adaptación a un nuevo ambiente, a un nuevo país, acento y cultura?
La he sufrido mucho con la comida porque es más rica en México (no es porque no me guste la colombiana, sino que le falta mucho picante [risas]) aparte de eso todo ha sido de maravilla, el trabajo es espectacular y como es una comedia me divierto mucho. No lo puedo negar: extraño a mi familia, extraño a mi perro y extraño salir los fines de semana con mis amigos, pero son etapas que uno debe pasar.
Ya para cerrar, ¿tienes algún proyecto nuevo? Además de la serie de comedia, ¿qué viene para Samadhi en el futuro?
Yo creo que el siguiente paso sería seguir haciendo personajes de los cuales la gente se enamore, ser un ejemplo para muchas chicas de mi edad y dar ese mensaje de que nunca hay que rendirse, porque yo muchas veces lo hice.