7 agosto, 2023
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Cortesía CNN
Movido por las ganas de investigar a profundidad los misterios de la medicina, José Levy, desde muy joven, se vio en la necesidad de buscar oportunidades académicas fuera de España para entrar a un laboratorio a estudiar ratones todos los días, hasta dar con la cura del cáncer: “Ese alacrán que sigue afectando a la humanidad”. Luego de pasar tres años en Barcelona, adaptándose al catalán, único idioma en el que impartían clases en las universidades luego de la muerte de Francisco Franco, a los 20 años se encaminó a Israel, donde le fue otorgada una beca en la Universidad Hebrea de Jerusalén, a la que aplicó para ser investigador y con el judaísmo como religión inculcada. “Esa posibilidad de convertirme en investigador fue el motivo principal porque el cual llegué al Medio Oriente”, aclara. Atrás quedó su familia en su natal Melilla, una región en África bajo el reinado español.
En Israel, donde comenzó a sentir la globalización haciéndose presente en su vida, enfrentó nuevamente una barrera comunicativa con el hebreo: libros científicos escritos en un idioma que no era latín sino semita, una mentalidad diferente y caracteres opuestos a los que acostumbraba.
Sin embargo, terminó la carrera como investigador y posteriormente su doctorado en Investigación de Cáncer y Ciencias Médicas en la misma universidad. Pero es en medio de este último estudio cuando una nueva inquietud salta: la posibilidad de dar a conocer al mundo los hechos que se generaban en esa época en Israel, es decir, reportar a los medios, pues confiesa que siempre le había apasionado la noticia. El semanario español Tiempo aceptó su propuesta de recibir información sobre los conflictos del Medio Oriente y ahí comenzó su carrera periodística en Jerusalén. “Eso dio un vuelco total a mi vida. No solo cambié de país, sino de mentalidad y profesión”, confiesa.
La satisfacción mayor llegó al darse cuenta que tal vez, de haberse quedado en España, no habría sido capaz de notar que la investigación no era lo que pensaba desde un principio y que lo cambiaría por el periodismo, una profesión que nunca había imaginado que le apasionaría tanto.
Apoyarse en la decisión de emigrar para enfocarse en una meta más global, fue el impulso necesario frente al drástico cambio, a los temores de aquello que deja atrás y a romper la rutina diaria para incluso formar una familia junto a su esposa, tres hijos y dos nietos. Hoy, su sueño le permite ser un ciudadano nacido en continente africano con nacionalidad europea, residenciado en el continente asiático conectado con el americano, gracias a que es el corresponsal internacional principal de la cadena de noticias CNN.
