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Sus lugares culturales y fascinantes paisajes la convierten en un atractivo infaltable en la agenda de los visitantes de la República Dominicana, principal destino turístico del Caribe. No en vano, la Ciudad Colonial de Santo Domingo fue declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, hace ya casi 27 años.

30 julio, 2017

La historia se siente en sus calles. En esa parte de Santo Domingo, conocida comúnmente como Zona Colonial, el orgullo criollo se exalta al rememorar que fue allí donde inició el nuevo mundo, incluso debe su nombre a que fue la primera ciudad fundada por los colonizadores españoles en América.

Ubicada del lado oriental de la desembocadura del río Ozama, la brisa de la Ciudad Colonial envuelve a propios y visitantes para hacer un recorrido por sus imponentes arquitecturas, inolvidables experiencias e incomparables sabores. El brillante sol caribeño les da la bienvenida a un paraíso cultural y obliga a los extranjeros a untar sobre su piel, ya tostada, abundante bloqueador, pero el calor no los detiene. Su importancia turística la ha convertido en un punto clave para la explotación comercial. Muchos dominicanos han hecho de sus calles, su labor diaria.

Auténtico esparcimiento
Con el sol o la luna como testigos, siempre habrá una buena experiencia por vivir en ella. En el ambiente se cruzan los diferentes idiomas de los guías turísticos, dispuestos a ofrecer la mejor versión de lo acontecido desde los años 1500 hasta la modernidad. Muchos son los que, atrapados por su encanto, caminan cada rincón sin necesidad de otro medio más que sus zapatos. Patines, bicicletas, scooters, carrozas tiradas por caballos y tren son otras opciones más cómodas y divertidas para transitarla.

Más de 300 lugares fueron construidos por los españoles, durante la época colonial, y hoy atraen las miradas del mundo. Grandes casas, iglesias y monumentos le dan carácter a las más importantes calles adoquinadas: Las Mercedes, El Conde y Las Damas. Allí se encuentra la mayor cantidad de tiendas, cafeterías, hoteles, restaurantes, bares y discotecas. Algunos de los lugares más sonados de la Ciudad Colonial son Alcázar de Colón, Catedral Primada de América, Fortaleza Ozama, Puerta del Conde, Museo de las Casas Reales, Panteón Nacional, Parque Colón, Museo Infantil Trampolín, Convento Dominico, Capilla de Nuestra Señora de los Remedios y el Museo de Cera de Juan Pablo Duarte. El acceso a muchos de estos sitios es libre o con tarifas accesibles para los visitantes.

Remontarse a la época de los colonizadores es posible al cruzar las grandes puertas de la Fortaleza Ozama, el primer gran complejo militar en América y cuya edificación principal es la Torre del Homenaje; un castillo medieval levantado por Nicolás de Ovando entre 1503 y 1507, con una vista panorámica del puerto de Santo Domingo. Sus jardines dan paso a la relajación y al finalizar la grama se puede apreciar una línea de cañones coloniales. Una estatua de bronce de Gonzalo Fernández de Oviedo es parte importante de esta joya de la arquitectura, quien escribió uno de los documentos más importantes de la era colonial de la capital dominicana: La historia general y natural de indias. La Catedral Primada de América es otra de las grandes edificaciones que se pueden apreciar cuando de “andar zoneando”, como dicen los locales, se trata.

Experiencias que atan
En este emblemático paraje es posible disfrutar de una amplia gastronomía para complacer todos los paladares, de propios y extranjeros. Con platos que van desde un menú dominicano, mofongo, empanaditas de yuca, berenjenas rellenas, dulce de coco con leche; hasta comida mediterránea, vegetariana, sushi y pizza. Incluso es la oportunidad perfecta para probar cervezas y vinos nacionales e internacionales. Sin duda, la popular Ciudad Colonial es ese pintoresco lugar a donde todos quieren regresar, con sitios cerrados o al aire libre, música en vivo, ambientes relajantes y el contenido histórico que regala cada esquina.

Dentro de todos estos espacios públicos, que resultan un atractivo patrimonial, el Ministerio de Turismo se encuentra trabajando en la segunda etapa de un plan de remodelación, lo que se espera continúe generando un impacto positivo en su desarrollo económico. Tan positivo como el grato recuerdo que queda fijado en la memoria de quien visita esta isla; y esa sensación de querer conocerlo y probarlo todo.