7 agosto, 2023
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Sus vibrantes ojos violeta conquistaron el corazón de Hollywood. Elizabeth Rosemond Taylor nació el 27 de febrero de 1932 en Londres, Inglaterra. Desde su llegada a la gran pantalla, su atractivo la convirtió en ícono de belleza mundial, pese a tener 157 de altura, estaba llena de sex appeal y fuerza.
Liz Taylor -como la llamaban sus amigos- conocía su potencial y lo aprovechaba. Escotes profundos y cinturas ceñidas definieron su destino en el mundo de la actuación. Cleopatra fue uno de sus papeles más elogiados a lo largo de sus 60 años de carrera, con el que dejó en evidencia lo enigmática y excéntrica que podía ser.
Este mito del Séptimo Arte, se hizo merecedora de tres premios Óscar, pero eso el cine no era todo lo que rodeaba su vida. En el amor, Taylor siempre mantuvo relaciones polémicas y su pasión por las joyas la llevaron a marcar un antes y un después en la moda.
Ella sabía lo que hacía. Estaba un paso adelante en todo, sobre todo si se trataba del mundo de la belleza. Al principio de su carrera no era admiradora de marcas o diseñadores, pero con el pasar del tiempo se convirtió en influencia en el estilo italiano y comenzó a enamorarse de los diseños de Christian Dior.
El brillo de los ojos violetas se apagó el 23 de marzo de 2011. Tuvo una vida turbulenta en materia del amor. Los distintos conflictos de pareja afectaban su salud física, incluso, Taylor debió ser hospitalizada unas 70 veces debido a esto. Hasta que su vida llegó a su fin a los 79 años, en compañía de sus cuatro hijos. «La mujer más hermosa del mundo» dejó historia, dejó inspiración para quienes la admiraban. Elizabeth Taylor sabía de qué era capaz y lo hizo: dejó un legado eterno.
