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Desde muy joven, identificado con Jim Carrey e inspirado por Emilio Lovera, Carlos Lorenzo disfrutó hacer reír a los demás. La hora de la comida era la ocasión perfecta para sacar relucir su arsenal de chistes dispuestos a despertar carcajadas en sus padres y hermanos. Nació en Venezuela, pero en el seno de una familia española, proveniente de Tenerife. Su padre, Gaspar Lorenzo y su madre, Candelaria Ramos, inspiraron parte de su vida profesional por su personalidad basada en las costumbres de la vieja escuela.
No había ocasión en la que un pequeño y carismático Carlos Lorenzo no aprovechara su sentido del humor para divertir al resto. Su infancia fue, para él, una etapa “bastante cool” en su vida, donde compartió junto con sus hermanos mayores, Luis Armando y Luis Antonio. Tener la oportunidad de pasar tiempo con ellos, lo ayudó a madurar y disfrutar de experiencias distintas a las de otros niños de su edad. Su infancia con inclinaciones artísticas no se diferenció mucho de su adolescencia, donde se dedicó a rapear, esto lo obligó a buscar un nombre que lo identificara, por lo que adoptó el apodo que uno de sus hermanos le había puesto desde niño, así se convirtió popularmente en Kabeto para el resto de las personas.
Tras graduarse del bachillerato, el joven humorista comenzó a practicar fútbol, pero esto no motivaba mucho a sus padres. Más tarde, inició una carrera en Ingeniería al igual que sus hermanos. Sin embargo, inspirado en la experiencia de uno de ellos, decidió que su destino era otro, así que manifestó a sus padres que sus ambiciones eran distintas de las que esperaban. No pasó mucho tiempo para que la Universidad Alejandro Humbolt de Caracas empezara a ser testigo de un sueño que comenzaba a hacerse realidad, allí emprendió en el mundo de la publicidad.
Él no describe su vida como sencilla, precisamente. Para poder dar forma a sus sueños se dedicó a trabajar en una empresa de encomiendas y consiguió otros dos trabajos para tener su “quince y último” en el bolsillo, lo que le dejaba tiempo para crear y editar los vídeos que lo catapultarían en el futuro al mundo del ‘stand up’.
Así, con poco presupuesto, insatisfecho y sin apoyo de sus padres, empezó a crear pequeñas producciones para compartirlas en la red social Vine. No pasó mucho tiempo para que comenzara a ganar popularidad entre sus seguidores, quienes ayudaron a viralizar el talento emergente de Lorenzo. Pero, esto solo ocurría en su teléfono móvil. Sus padres, sin mucho conocimiento en la tecnología y poco entusiasmados por las decisiones de su hijo, desconocían lo que realmente hacía cuando estaba solo y lo que había logrado en las plataformas 2.0.
Ahora, conocido en el mundo de las redes sociales como Kabeto, empezó a crear contenido con el objetivo de hacer reír a los demás, de darles un motivo para sonreír después de un día difícil a sus seguidores. El apoyo cada vez era mayor, su familia decidió creer en los sueños del nuevo comediante. Su vida se había viralizado y la particularidad de sus personajes, Doña Lorenzo y la Manaza lo posicionaron entre los personajes más influyentes de los comediantes de la nueva era. Se convirtió en un ‘influencer’ inspirado en la superación a través de la comedia.
Convencido de que lo mejor es lo que pasa, lleno de popularidad y de humildad, se abrió camino en el mundo del ‘stand up comedy’, gracias a la originalidad de sus vídeos, los característicos personajes que había creado y su pasión por los animales, entre ellos su perro Bali Lorenzo, que ayudó a Carlos para mostrar su lado sensible y humano. Actualmente, realiza alrededor de Venezuela la gira Viral junto con otros dos comediantes, a la que espera dejar en alto cuando finalice.
¿Cuál es la percepción del resto y la tuya sobre ti?
Soy una persona alegre. A todo le busco un chiste. Realmente no pierdo tiempo en pasar un mal momento. Si hay una mala situación, trato de buscarle el lado positivo de lo que esté pasando.
Tengo la seguridad de que mis amistades y familiares lo ven así. Las cosas no me han llegado fácil. De hecho, tengo tatuado un dragón que simboliza una lucha de fuego contra agua. (…) Siempre me consigo todas las situaciones en contra.
¿Qué situación difícil te ha marcado?
Cuando me dediqué a hacer vídeos, mi meta era llamar la atención de marcas y hacer publicidad a través de mi perfil de Instagram, una especie de comercial como de televisión, pero haciéndolo y dirigiéndolo yo. Eso se volvió una lucha constante. Cuando por fin conseguí dos cliente buenísimos, se explotó el celular. Tuve que endeudarme con un amigo. Pero seguí trabajando para pagarlo. En vez de tirar la toalla, le eché pichón y me endeudé (risas).
Con esas ganas de echarle pierna a la vida, ¿hasta dónde te gustaría llegar?
Si me pongo un techo –que no quisiera ponerlo-, me gustaría que todo el impulso y ese apoyo me llevara a la pantalla grande. Me encantaría hacer una película de comedia, codearme con actores súper reconocidos.
¿Con qué te sientes identificado?
Con ese tipo de personas que no se rinden. Que si quieren lograr algo y le va tocar difícil, que sepa que no todo llega fácil. Y llenarse de mucha voluntad y fuerza para asumir el reto. Me identifico con una persona, que venga fácil o difícil, tenga ánimo de lucha.
¿Quién es realmente Carlos Lorenzo?
Carlos es un chamo muy muy muy sencillo, que cuando está en un círculo de amistades, se dan cuenta de quien soy y se imaginan a una persona crecida o agrandada (creída), pero no. Realmente es un chamo sencillo. Ahorita (en ese momento) estoy en la radio y si cuando termine, no tengo nada que hacer, agarro mi carro y pongo mi música favorita. Trato de poner mi viaje a la casa súper rico. Llego. Paso tiempo con mi perro, me pongo a jugar FIFA. Realmente soy hogareño.
¿Qué es lo que más te gusta de lo que haces?
Viajar. A Margarita fui tarde, para lo que un venezolano pueda hacer. No era de tener un gran poder adquisitivo. Mi único ingreso era lo que podía darme mi papá. Luego empecé a trabajar, pero eso impide que tenga tiempo libre, porque si trabajas como negro… son pocos los días que tienes libres para hacer algo. Una de las cosas que me gusta es que puedo viajar, conocer lugares que nunca conocí en mi niñez o juventud, y que donde quiera que llego consiga gente que me quiere y apoya. Es como un regalo de la vida por haberle echado pichón y haberme comido tanto las verdes.
¿Cómo surgen las ideas en tu trabajo?
Es sencillo. En el tema del ‘stand up’, conlleva una estructura, una manera de hacerse, un estudio. Pero, en las personas que se dedican a eso no es solo que asista a una clase y, bueno, cualquier persona lo hace. También necesita mucho de esa chispa natural.
¿Hasta dónde quieres llegar con Viral?
Me encantaría hacer la última función en Caracas para despedir el show, en el aula magna de la UCV (Universidad Central de Venezuela), unas 2 mil 500 personas. ¡Una locura! De hecho, tengo pensado llevar a Bali, para que sea un extra. Tengo eso de dejarlo en lo más alto. Estoy pensando en un futuro no muy lejano en un show solo para poder visitar distintos países, que no ha sido rentable por un tema de tres comediantes, más la productora. Terminar de sacarle el jugo a Viral, ir a los rincones que no hemos podido visitar.
¿Cuáles son tus planes para 2017?
Mi plan a corto plazo es terminar de idear mi show y poder visitar países, que no he podido por el tema viral y la rentabilidad. Me gustaría visitar Europa y hacer un mayor recorrido por Estados Unidos, ir a Chile. Visitar la mayor cantidad de países con mi show unipersonal. Cada vez trato de hacer colaboraciones con personas no muy conocidad por hacer comedia, para llevarlos a mis planos.