7 agosto, 2023
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© P.B. Rage
El rock, a lo largo de su historia, ha tenido innumerables protagonistas que forjaron el camino del género. Y para muchos su última estrella, la última que realmente brilló por encima de los convencionalismos, la ambición comercial y quien perpetuó con su actitud su nombre en la historia, se fue hace 22 años. Nos referimos, por supuesto, a Kurt Cobain.
El talento de Cobain no radicaba en su virtuosismo para tocar guitarra ni en su capacidad de componer letras profundas. Sin embargo, él logró lo que nadie pensaba posible a principios de los noventa: imponerse, apenas con unos jeans rotos, un par de Converse desgastadas y frustraciones acumuladas, a la gran maquinaria comercial del rock que regía para entonces, plagada de cabellos largos, kilos de maquillaje, cadenas, pantalones de cuero y estéticas estrafalarias.
Cobain, sin quererlo y quizás sin saberlo, fue la voz de una generación, el improvisado héroe que dentro de su caótica vida representó a cientos de miles de jóvenes que querían ser escuchados. Sus eufóricas presentaciones, caracterizadas por su legendaria impulsividad pasivo – agresiva y su música que alternando entre guitarras limpias y potentemente distorsionadas abordaba abstractamente tópicos de finales del siglo veinte, le abrieron un espacio a su leyenda.
Con Nirvana, la banda que formó junto al bajista Chris Novoselic y al baterista David Grohl, cambió para siempre el rumbo del rock. Tres jóvenes de Seattle, con conocimientos musicales más empíricos que cultivados en un aula, derribaron en apenas tres años los paradigmas que regían a la industria musical con un elemento que se había perdido desde hacía décadas: la autenticidad verdadera.
Este 5 de abril se cumplen 22 años de la trágica desaparición del máximo icono del grunge, el último mártir o el ‘maldito del rock’ como lo llamó un medio impreso el día de su muerte, quien profetizó en los escenarios lo que vemos hoy día: un género ensombrecido por el mercantilismo, la frivolidad, la superficialidad, el hedonismo, la sexualización desmedida y la glorificación de la violencia que se están comiendo la belleza de la música. Kurt Cobain, sin buscar glorias y a su manera, representó magistralmente el fin de una era que vivirá eternamente en su desastrosa, magnífica y sincera obra artística.
(Video: YouTube / Nirvana VEVO)
