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Hemos visto tu activismo en iniciativas a favor de la vida y la dignidad humana. ¿De donde te nace ese compromiso?
Precisamente nace del periodismo. Como sociedad hemos avanzado en muchas cosas en los últimos años y uno lo ve cuando crece. Sin embargo, te das cuenta de que existen numerosas injusticias en muchos temas y más ahora cuando nos estamos enfocando en temas de salud, de discriminación y de empoderamiento. Creo que el ser periodista nos hace mirar el mundo de una manera diferente y analizamos, denunciamos y criticamos las injusticias al tiempo que buscamos una respuesta a como mejorar una situación. El periodismo va mas allá de informar, hay periodistas que no solo se sientan a reportar algo, hay algunos que quizás quieran poner su granito de arena para lograr un cambio. En los últimos años, cuando he presenciado realidades que no me agradan, he intentando generar un cambio o expresar mi voz de alerta, y esta es la razón por la cual he impulsado mis campañas, ayudar a estas personas, porque no me quiero ir de este mundo ó incluso jubilarme ó terminar mi carrera sintiendo que solamente informé, sino que también intenté aportar para hacer algún cambio.
Con tu familia viviste de cerca el drama de los deslaves en el estado Vargas (Venezuela) y fuiste testigo de muchas de las carencias y fallas cometidas por los entes preparados para ayudar en estas situaciones. ¿Compartes tu testimonio para despertar la conciencia pública frente a estos escenarios, no solo en tu país sino a nivel internacional?
Definitivamente. Pasé por momentos muy difíciles y, a pesar de la tragedia, ésta me dejó una gran enseñanza: lo que primero necesita una persona en esa situación es una mano amiga. En mi caso fueron mi familia, amistades y personas cercanas las que me salvaron la vida cuando estaba en La Guaira, en mi casa. Cuando uno vive en carne propia lo que fue ese momento en Venezuela, a los 12 años, replanteas un poco tu vida y te das cuenta de que es lo más importante o lo que tiene mayor valor. Y más valor tiene poder pararse y ayudar a alguien, haciéndoles a otros su carga un poco más liviana y de la misma manera ayudarlos a levantarse. He sido una persona que, con el pasar del los años y a pesar de las cosas que me pudieron haber pasado en la vida, me encuentro sumamente agradecida con todas las oportunidades que se me han dado y sobre todo por las que me permitieron seguir viviendo. Me siento muy afortunada de poder tener la oportunidad de vivir para contarlo y siento que tengo que retribuirle algo al mundo. La práctica de la gratitud es una de las aptitudes mas importantes que podemos adquirir, no debemos perderla con los años sino ejercerla cuando sea necesario. Espero que juntos podamos practicarla más a menudo.
Respecto a las campañas humanitarias, ¿de qué consideras que carece aún Latinoamérica en lo referente a estas iniciativas?
Las falencias en conocimiento y discriminación. Lamentablemente, aun en la sociedad encontramos grupos que siguen burlándose o discriminando a personas que siguen optando por un cambio. Gente que quiere hacer cosas extraordinarias y son visto como locos ó como utópicos; ese no debería ser el caso. Igualmente, debido a la ausencia de información, de asesores o de más organizaciones que emancipen estos cambios sociales, la gente no se entera de lo que está hablando o lo que está pasando; no se informa o peor aún, no le interesa informarse. En el caso de Estados Unidos, hay numerosos movimientos a favor de la comunidad LGBT ó de personas portadoras del virus VIH. En América Latina uno se da cuenta que hace falta más información para entender las condiciones de éstas personas, aceptarlas y respetarlas. Eso es algo que aún nos falta. Respetar las diferencias y los puntos de vista y tratar de ayudar… hay gente que puede ser distinta a ti pero también necesitan de tu ayuda. También sería importante eliminar de nuestro vocabulario en américa latina la palabra “discapacidad”; simplemente vernos como personas que tenemos capacidades diferentes y no discapacidades, porque creo que todos deberíamos, en vez de fijarnos en las diferencias de cada uno, enfocarnos en la capacidad que todos tenemos, que es la capacidad de amar. Y si la usamos para amar al prójimo, imagínate que tanto podríamos lograr.
Vivimos en un mundo en el que ha aumentado la pobreza y a tiempo se ha incrementado el número de millonarios. ¿Qué iniciativas has conocido, desde tu rol como periodista y embajadora humanitaria, que estén dirigidas a alcanzar una distribución más equitativa de los recursos?
Nosotros conocemos muchísimos ejecutivos y tenemos compañeros que están impulsando cosas maravillosas en América Latina. Yo creo que es importante dar a conocer la influencia que puede tener una persona o corporación en un impacto social. En Estados Unidos, por ejemplo, hay compañías comprometidas con aportar al beneficio de la sociedad. En América Latina esto está comenzando a verse un poquito más, considerando que hay grandes corporaciones capaces de entender con mayor precisión las necesidades del país ya que en él están establecidas sus bases y la mayor parte de su recurso humano. Creo que ayudaría activamente que más empresarios de estos países no solo pensaran en hacer crecer económicamente a su compañía, sino también en impulsar proyectos que dejen valores e incentiven las causas humanitarias en sus países.
¿Cómo describes tu rol como embajadora de buena voluntad de ONUSIDA para América Latina y el Caribe y que ideas en pro de las comunidades del continente desearías ejecutar desde tu posición?
Mi rol es simplemente crear consciencia, mostrarle a las personas que nosotros tenemos la capacidad de cambiar nuestro entorno, cuales quieran que sean las circunstancias, y que no es necesario que algún tipo de realidad o de injusticia nos tenga que afectar directamente para comenzar a tomar acción. Una de las preguntas que me hicieron distintas personas al enterarse de mi nombramiento como embajadora de la buena voluntad fue que si había sido nombrada por esa organización por tener algún conocido o familiar con VIH o que hubiese muerto a causa del virus. Esa percepción es un problema que tenemos ahorita en la sociedad, un estigma: “si la gente abre su boca para crear consciencia es por alguna situación personal”. En mi caso, no conozco a ninguna persona que haya muerto por SIDA, tampoco soy seropositiva; para estar conectado a una causa no es necesario que tú o alguien cercano tenga la condición contra la que has decidido luchar. Tu puedes cambiar el mundo, tu puedes cambiar la mentalidad de una persona, ¿por que no hacerlo? No te tiene que impactar a ti personalmente, pero definitivamente puedes ayudar.
¿Cómo te sientes de formar parte de la campaña VIDA de CNN y por qué crees que es importante que nos reconectemos con una vida saludable?
Me siento muy contenta por participar en esta iniciativa. Lo importante para poder vivir muchos años es tener bien el cerebro, creo que la salud comienza desde adentro y florece afuera. Aunque la campaña de CNN ce centra un poco más en el bienestar físico, pienso que incentivar la salud mental también es primordial. Afortunadamente, en estos últimos cinco años logré impulsarme más e involucrarme en el plano del ejercicio físico para poder liberar el estrés de mi trabajo; ahora me gusta compartir con la audiencia algunos de mis hábitos los cuales pudieran servirles para llevar una vida más sana y a ser más efectivos en su rutina laboral, hábitos que también puedan transmitirlos a familia y amigos. Si estás bien físicamente, estarás apto para poder lograr muchas cosas. Quiero que los latinoamericanos me acompañen en este nuevo proyecto y, si quieren sumarse y aportar algo, pueden hacerlo a través de mis redes sociales. Así entre todos podremos generar consciencia saludable y transmitir cambios positivos en la comunidad de América Latina.