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http://www.tendencia.com/2012/la-vida-boheme/
Aún ingenuos en su andar por el mundo, incrédulos ante su fama, espontáneos y con un atrevido sentido del humor: jóvenes, al fin. Así son Rafael, Sebastián, Daniel y Henry quienes juntos forman La Vida Bohème, nombre hispano-galo con el que se bautizaron cuando sólo tenían diecisiete años, movidos por la intranquilidad que les despertaba ser privados de expresión artística: “teníamos algo que decir y una banda de rock era la única opción lógica para expresar lo que nos pasaba por la cabeza”. Y qué manera tienen de decirlo. En sus espectáculos, junto a la descarga de energía que inyectan a su música, acostumbran bañar a la gente en pintura “porque ya nadie recuerda a los Stone Roses y a Jackson Pollock”. Admiran sólo a los grandes: la infinita habilidad de Cabrujas de describir a los venezolanos; el prodigioso legado artístico de Cruz Diez y la maestría de unir generaciones mediante la música de Serenata Guayanesa. Desde su premio en el Festival de Nuevas Bandas 2008, en el que sesenta personas se acercaron y tuvieron lo que ellos llaman “la paciencia de quedarse”, ya se sentían exitosos. Lo recuerdan como una ventana abierta por la que entraron a la conquista musical sin que nadie se diera cuenta: “cada día nos levantamos con el miedo de que nos descubran y nos saquen a patadas de ahí”. No saben ni quieren saber por qué llegaron a ser una de las bandas líderes del rock nacional, pues creen que encontrar la respuesta sería arruinar la magia que los ha traído tan lejos. Lo cierto es que este cuarteto que colmó la plaza Alfredo Sadel de Caracas un 22 de enero de 2011 en un concierto gratuito, ya ha sido nominado al Grammy por su primer álbum Nuestra y cuenta con una fanaticada que aprovecha cualquier oportunidad para manifestarles su orgullo. “Sentimos una inmensa responsabilidad y esperamos estar a la altura de ella. Le debemos mucho a nuestro país y no queremos decepcionarlo”, confiesan todavía impresionados “como niños” ante las reacciones del público. En épocas cuando el triunfo de algunos es la esperanza de todos, sus logros inspiran en sus seguidores un gran agradecimiento por “hacer lo que hacen” y eso, para ellos es lo más grande. “Ese tipo de honestidad no se compra; es un sentimiento imposible de pesar en oro”. Y como su horizonte no es otro que seguir haciendo música, es también una riqueza con la que pueden seguir contando pues, contrario a lo que piensan, a esta altura ya su éxito es irreversible. M.O.